Teoría: por qué el Brasil 82 no fue campeón del mundo

El fútbol bien llamado «lírico», bien jugado, prolijo pero a la vez potente, era en los 80 una moda. Uno de sus máximos exponentes era aquel Brasil tan estético de Telé Santana y sus bailarines. Pero ese extraño hechizo que rodeó a tantos bellos de estos equipos también lo alcanzó y, como Países Bajos del 74, como la misma Francia de ese 82, como la Hungría del 54, no pudo ser campeón del mundo.

La gran pregunta que quedó desde el pitazo final de aquella eliminación con Italia 2-3 fue por qué. Por qué un ballet (porque eso era) que ejecutaba sus pasos tan bnien resbaló en el momento y con el rival menos esperado, aquel 5 de julio de 1982 en el viejo estadio Sarriá de Barcelona. Quienes no saben qué decir envían esa frase vacía «y, por esas cosas del fútbol», sin especificar qué cosas. Nuestra teoría, discutible por supuesto, fue que ese ballet resbaló como cualquier ser humano. Porque Zico, Falcao, Toninho Cerezo, Sócrates, Junior perfectamente podían ganarle y hasta golear a aquel robótico azzurro, como lo habían hecho con Argentina 3-1 tres días antes. Y marcaron dos veces, pero se dejaron estar y así se quedaron sin su premio.

De nada sirve en este análisis la primera fase, donde la verdeamarilla superó a la Unión Soviética con ayuda arbitral (dos penales no cobrados) pero dos golazos, y luego barrió a Escocia y Nueva Zelanda con su mezcla de eficacia y belleza. Hasta ahí todo previsible. Pero eso mismo hizo con esa Selección de Maradona y Menotti ya resquebrajada. Entonces, hasta con especular con empatar ante los italianos le daba el pasaje a las semifinales ante Polonia de Lato y Boniek, que hubiera sido otro partidazo.

Sin embargo, esa tarde en la vieja cancha del Espanyol ese ballet decidió dar todos sus pasos en falso. Error de marcación en el primer gol dejando saltar cómodo a Paolo Rossi. Gol de Sócrates para el 1-1 tirado a la basura porque al lateral derecho  Leandro se le ocurrió dejar la pelota a la deriva en la salida con Rossi al acecho y el segundo. Falcao volvió a nivelar con otra bonita obra. No podría ese Brasil de ballet dar un tercer paso en falso.

Pero lo dio, por si no hubieran bastado dos graves fallas como las descriptas. Un córner de Bruno Conti fue despejado pero a Tardelli, que devolvió la pelota al área chica y Rossi estaba allí solo para con una demasiado tranquila media vuelta realizar lo imposible: el 3-2. Batir al imbatible, a ese equipo que había estado invicto ante los poderosos europeos y estaba predestinado como nadie a ganar en España. Ya no hubo tiempo para corregir con otro gol los desastres defensivos hasta allí casi desconocidos. Uno de los mejores conjuntos de la historia se fue del Mundial sin su recompensa. Mejor hacia adelante, pero no hacia atrás. Y ése fue su pecado. Encima con Paolo Rossi recién allí encendido. Que quedará en la memoria, eso seguro. Pero qué penoso es ser rey sin corona.

La increíble derrota de Brasil en España 82:

Diego  Martín Yamus. 
diegoanita@hotmail.com.ar 

@lostribuneros

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