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Gastamos varias suelas caminando por las calles de Curitiba y San Pablo para recabar datos sobre el sentimiento del brasileño respecto al Mundial 2014, la corrupción y las protestas callejeras, llegando a la conclusión que todo es una movida política apoyada por las clases dominantes.
Paramos a decenas de personas por las calles de diversos puntos de la ciudad de San Pablo y Curitiba para preguntarles ¿qué opinan del Mundial y el Anti-Mundial? y nos llevamos una verdadera sorpresa.
Llegamos de Buenos Aires bombardeados de informaciones procedentes de Brasil sobre las protestas, los «Anti-Copa» y que prácticamente iba a haber una guerra civil, pero nada era cierto, es una imagen sacada de contexto vendida por un grupete a las grandes cadenas internacionales que precisan de este tipo de basura para hacer sus tenebrosos negocios.
Nadie puede negar que existen protestas, pero en verdad se trata de grupos reducidos, de no más de 50, o 100 a lo sumo, que con caras tapadas salen a romper todo y bloquear el paso, generando caos. El jueves 12 de junio, día del comienzo del Mundial, aquí en Brasil mandaron al frente a CNN, porque la cadena estadounidense mostraba con un plano cerrado lo que parecía que allí había millares de manifestantes, solo que un canal local mostró la misma imagen pero con un plano abierto y se vio que no eran más de 100 .
La gente, al ser entrevistada, en líneas generales nos referimos, manifestaron ser conscientes de los actos de corrupción; que este Mundial se hizo para beneficiar a los grupos empresariales más ricos; que hubo un robo descarado por parte de políticos y empresarios; la mayoría se mostró fastidiada si, pero que no da para boicotear al Mundial porque eso los perjudicaría aún más y les generaría una inflación enorme.
Un joven nacido en Manaos, político del partido comunista e hincha del Flamengo, estaba de paseo por Curitiba y en la peatonal 15 de Novembro nos dijo «El Mundial es muy importante para Brasil, quienes están protestando son personas de la oposición que intentan, de cualquier modo, persuadir al resto para demostrar que el Mundial es algo malo para el Brasil, yo veo que están arengados por latifundistas que precisan tirar abajo un excelente trabajo de Dilma (Rousseff) que comenzó con el gobierno de Lula, que nos favorecerá a todos. Para mejor se vienen los juegos olímpicos en solo dos años», cerró.
Luiz Carlos, de 59 años, manifestó «Está bien organizado este Mundial, solo que las protestas ahora ya no sirven, hubo que protestar antes y no ahora; Brasil tiene una mala imagen en el mundo y los extranjeros no confían en este país porque no es serio».
Estos dos testimonios fueron los elegidos para transcribir, ya que muchos fueron de un tinte similar.
Nadie es estúpido aquí, por eso, no quieren conspirar contra algo que está hecho y que si lo destruyen podría causarles un daño mucho mayor aún.
Marcelinho
@lostribuneros
