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La ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná, ubicada en el sur de Brasil, distante a solo 408 kilométros de la gran urbe San Pablo, y a menos de 300 kilómetros de Florianópolis, capital de Santa Catarina, es una de las ciudades más seguras y bonitas de Brasil.
¿Quiere vivir en paz y con una gran calidad de vida? vea este informe.
Curitiba es una ciudad ubicada en el altiplano brasileño, es decir, no tiene playas, y si bien, los curitibanos se quejan del frío, el clima es muy ameno, y los días gélidos en todo el invierno, por lo general, no son más que 10 en total.
Estamos a 13 de junio, a una semana del comienzo del invierno y me encuentro haciendo este informe vestido de bermuda, una camiseta de fútbol y unas ojotas, pero luego de las 17 horas, hay que ponerse algo largo y un buzo finito porque cuando el astro rey se va a descansar, se viene el fresquete.
De esta ciudad se puede hablar loas, ya que tiene una baja taza de criminalidad, a tal punto, que casi no se ven rejas en las casas, especialmente, en los barrios alejados del centro.
Se puede caminar por la noche aunque mucha gente dice que no es lo ideal ya que no hay nadie; todo el mundo se va a casa temprano, luego se da una vuelta por la iglesia y retornan para ver la novela de las 20 horas, luego una película y a dormir.
Cenan a las 19 horas, y a las 22 toman una sopa, o un café con una rodaja de pan.
Comer es muy barato en el propio centro, y ni hablar si se aleja, hay puede conseguir todo a muy bajos precios.
Si bien el real es una moneda fuerte, dada la inflación que hay en Argentina, los precios de aquí son muy parecidos a los de allá. Acá con esto del Mundial no le «arrancan» la cabeza a nadie, como sí sucede en San Pablo, Río de Janeiro, Fortaleza y otros polos turísticos reconocidos a nivel mundial.
Usted acá va a ver muy pocos mendigos, y no es que los escondieron por el Mundial, sino que están aplicando planes sociales para que tengan una vida digna.
El transporte urbano es una maravilla, usted se toma el ómnibus común llamado «alimentador» hasta las estaciones de intercambio, y sin pagar un peso de más, combina con los colectivos rápidos «ligeirinho» (ligerito) que van por caminos especiales, incluso los expresos van por avenidas exclusivas donde no se mete nadie, uniendo la ciudad de un extremo al otro en apenas 25′, cuando antes, se tardaba arriba de una hora.
Hay infinidades de parques y lugares de entretenimiento al natural, todo gratis.
Ya no existe la vieja Brasilia, o el clásico Escarabajo, llamado aquí en Brasil Fusca, tampoco verá con frecuencia la VW Kombi, sino que va a encontrar un parque automotriz totalmente renovado.
Esta ciudad casi no tiene pobres, aunque tiene los clásicos problemas de toda capital; la gente es amena y muy desenfadada.
El aspecto negativo es que no han podido resolver, aún, el tema de la salud, algo que nos comentó ayer un enfermero, en breve les enviaremos un informe sobre salud y educación.
Marcelinho
@lostribuneros
