1988: la doble hazaña de San Martín de Tucumán

El de 1988 fue un año de muchas particularidades reglamentarias en el fútbol argentino. Una de ellas llevaba a los clubes del Interior a pelear por el ascenso a Primera División y hasta por un lugar en la Copa Libertadores. Por eso y por su grandeza, el inmenso San Martín de Tucumán grabó a fuego una doble hazaña al subir dos categorías en menos de un mes y meterse en la élite.

Fue una de esas películas que este deporte suele ofrecer. El albirrojo, uno de los dos gigantes de la provincia norteña, ya había estado en Primera, en los Campeonatos Nacionales, donde había hecho un decoroso papel. Participó entre 1968 y 1985 y en aquel último del 85, fue eliminado en cuartos de final por el mítico Argentinos Juniors campeón de América. De allí se perdió en el ostracismo de su liga, hasta que en 1987 la ganó y se clasificó nuevamente para el Torneo del Interior, donde con andar regular llegó el 4 de abril, tras vencer 2-0 a Central Norte de Salta,  al Zonal Noroeste, el minitorneo que daba (como el Sureste) un lugar en la Primera B Nacional, la Segunda División nacional.

En el zonal, San Martín compartía sueños con otros clubes del Interior 87/88 y dos de la Primera B Metropolitana. El 23 de abril comenzó su trabajo con un olvidable 0-0 en Paraná (Entre Ríos) ante Belgrano, a quien vapuleó siete días después en Tucumán por 6 a 2, con goles de José Noriega (2), Jorge López (2), el gran uruguayo Julio César Jiménez y Héctor Chazarreta. El 8 de mayo venció en la primera semifinal de local 1-0 a Sarmiento de Leones, Córdoba, con tanto de Campos, y el 22 igualó a uno por un penal de Noriega, pasando a la final contra Güemes de Santiago del Estero. En la que también impuso su potencia para golear 5-1 el 29 en el Norte (Jorge López 2, Troitiño, Campos y Daza de penal). Y a pesar de caer 0-1 en la vuelta el 5 de junio, subía a la B Nacional por diferencia de gol.

Ese 5 de junio, el mismo día que Estación Quequén ascendía por el Sureste, el «ciruja» había hecho su primera alegría, estar de nuevo en el fútbol de la AFA. Pero tenía un regalo extra al poder jugar el Dodecagonal de su nueva división por el segundo lugar en la Primera. Era una locura, además debiendo definir siempre de visitante por su condición de ascendido, pero allí iba el once del uruguayo Nelson Chabay a intentarlo. Pasó las dos primeras fases sólidamente, como venía, con dos 1-0 a Tigre, el 12 de junio en Tucumán (Jiménez) y el 18 en la misma Victoria (Noriega), para enfrentar a Cipolletti de Río Negro, a quien goleó 5-2 el 25 ante su gente (Rutar 2, Robles, Chazarreta y López) y empató 1-1 el 3 de julio (Rutar). Así iba a la semifinal contra el gigante Quilmes, que era candidato, más cuando el 12 de julio sacó un 0-0 en el estadio de La Ciudadela. Pero el 17, los de Chabay sorprendieron en el Sur de Buenos Aires y ganaron 2 a 1 con goles de Campos y Rutar, yendo a la impensada final por el premio gordo con el también pujante Chaco For Ever, de la provincia del mismo nombre.

Era una locura, pero no un imposible. Menos para un equipo que venía cada vez más compacto, y con el apoyo de su fervorosa hinchada. Así La Ciudadela estuvo repleta el 24 de julio para la primera vuelta, y San Martín logró su primer objetivo con un apretado 1-0, gracias al gol de José Noriega. Pero había que defender la ventaja el 31 en Resistencia, donde el blanquinegro chaqueño era muy fuerte. El santo fue, pisó fuerte y en poco rato, con goles de Noriega y Jorge López, se impuso con comodidad 2 a 0 y festejó un momento que nadie ha podido imitar: subir dos divisiones en tres meses.

Los héroes de la gesta fueron Juan Ibáñez; Pedro Pablo Robles, Walter Villafañe, Alfredo Juárez, Dante Unali; Héctor Chazarreta, José Humberto Noriega, Julio César Jiménez; Ricardo Troitiño, José Ernesto Campos y Jorge Orlando López como equipo base. Pero también sumaron Francisco

Guillén, Juan Daza, Monteros, Ricardo Solbes, Luis Moreno y Miguel Rutar entre otros.

Allí fue la máxima alegría del santo. Pero no la única de ese 1988, ya que en su estadía en la élite, el 20 de Noviembre concretó otra jornada inolvidable al golear al poderoso  Boca de José Pastoriza 6-1 en la mismísima Bombonera. Y cosechó algunos buenos resultados más, pero no logró mantener su andar y por su bajo promedio regresó a la B Nacional. Décadas después siguió escribiendo estas hazañas, como el ascenso de la Liga Tucumana a Primera en 2008 o la más reciente vuelta a la Superliga. Pero esas tardes del 88 fueron las primeras gestas históricas de San Martín, fiel a su nombre, un prócer del fútbol.

 

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

@lostribuneros

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