Nada de taxi: ¡Colectivo!

Estamos en Curitiba con un verdadero anfitrión como lo es Marcelinho, quien es más uruguayo que el mate en su sentimiento, pero como es nacido en esta preciosa ciudad y todavía mantiene el idioma, no hubo problemas para moverse ni para comunicarse.

Bajamos del avión que nos llevó desde San Pablo a Curitiba en un viaje que duró apenas 40′, pero lo que nos robó tiempo fue el preembarque, como siempre sucede, pero al bajar en el aeropuerto Afonso Pena, yo ya estaba enfilando para un taxi, hasta que Marcelinho se rió y dijo «¿Taxi? tas loco, es para ricos; vamos en bondi».

Efectivamente, así sucedió, y es bueno que se sepa como viajar por unos pocos pesos y sin ningún sobresalto.

Dentro del aeropuerto sale un ómnibus especial que para en una cabina llamada «tubo», usted paga apenas 2,70 reales, que es la tarifa «normal» de colectivo, que equivale a 1,25 dólares, aproximadamente, y dentro de los «tubos» va combinando si prefiere cambiar de rumbo.

En nuestro caso, y con la ventaja de tener a Marcelinho que habla en portugués, a fuerza de preguntas estuvimos en 50′ en el barrio Boqueirâo de Curitiba, que queda a 25′ de colectivo del estadio del Atlético Paranaense, donde se jugarán 4 partidos por el Mundial.

Pagamos un pasaje cada uno e hicimos combinación con 4 colectivos, que en un ratito nos dejaron en el destino.

Esto que le ofrecemos es una buena opción para quien quiera llegar al centro de Curitiba, ahora, si quiere ir a algún barrio, más vale que hable en portugués porque no les entienden nada.

Romina Guimaraes

@lostribuneros

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