EL ROJO AFIRMA SU PATERNIDAD Y SIGUE RECUPERÁNDOSE

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Independiente vuelve a ganar un partido clave en el Torneo Final; los rojos vencieron el clásico de Avellaneda por 2-0 frente a Racing. Américo Gallego sigue invicto ante el rival de patio y su equipo recupera la autoestima.

El rojo de Avellaneda vuelve a lanzar otra lágrima al viento, tras lograr una victoria resonante en casa ante su archirrival Racing. Independiente, quien casi de los vestuarios se puso en ventaja, luego que Miranda saque un zapatazo desde afuera del área y sorprenda a un equipo académico.

Tras el tanto, Independiente arrancaba aliviado, muy bien preparado tácticamente y en lo psicológico, ya que no se tiró atrás y jugó con los nervios y la ansiedad adversaria.

Racing intentó entrarle al rojo, pero los diablos no se atrincheraban en su zona, sino que colocaron verdaderos gladiadores en el medio campo, dispuestos a luchar cuerpo a cuerpo y en conjunto cada balón que por allí pase.

Un ataque acádemico terminó con una pelota estrellada en el caño izquierdo del arquero del Rojo y nada más.

El primer tiempo fue algo discreto y terminó con la victoria parcial roja 1-0.

Para el segundo tiempo, Racing entró como dueño del balón, los académicos tuvieron la pelota e intentaron, pero sin ser contundente ni hacer sufrir, buscar el empate.

Racing ponía la carne en la parrilla, mientras que Independiente no renunciaba a su planteo táctico y le salía de contra al equipo de Racing.

Hubo una jugada polémica en un ataque de Racing, cuando Camoranesi fue fauleado en el área, el árbitro entendió que no fue penal.

Independiente, pese a todo, era mejor, al menos era ordenado y tenía idea de algo; Racing jugaba a los ponchazos y a ver qué pasa.

Para peor, el barbado Diego Villar, quien no hacía mucho había ingresado a la cancha, vio la roja, tras una falta descalificadora sobre el colombiano Vargas.

Con uno más, Independiente trataba de fastidiar al rival, y vaya si lo logró; Caicedo y Vargas tiraban pelotas cortitas, cañitos y hacían todo tipo de jugada, como si estuviesen en el campito; esas jugadas que se hacen para hacer explotar de impotencia al rival.

Montenegro era el abanderado del mediocampo ofensivo, soltando balones para que los atacantes lleguen al arco de Saja.

Caicedo se hizo la panzada en el ataque, y unos minutos antes que el juego termine, en los descuentos, el colombiano entró al área y «apretó» el balón a la espera que su compañero Santana se acerque, cuando pudo se la entregó y éste último puso el segundo gol.

Independiente ganó por 2-0; la victoria del rojo incrementa la estadística ganadora del Rojo sobre Racing y lo mejor: salieron del descenso por primera vez en mucho tiempo.

El rojo en silencio, estimulado y con mucha menos presión deberá seguir por esta senda para que este mal momento quede como un mal recuerdo.

@lostribuneros

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