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El ejército brasileño salió a las calles de la maravillosa ciudad de Río de Janeiro para proteger la seguridad de la población, los turistas y que todo sea perfecto por apenas 30 días… claro, se encargan de asesinar a negros y gente en condiciones de miseria.
El gobierno, ya de la mano de Lula Da Silva, había copado las favelas de Río de Janeiro para declararle la guerra a los narcos, pero ellos siempre salen indemnes en estas cuestiones y quien paga el pato son los negros, en primera línea, y luego los blancos que viven en condiciones infrahumanas.
Las intenciones de las máximas autoridades que gobiernan al Brasil desde la capital Brasilia, son las mejores, pero siempre hay inescrupulosos que hacen un verdadero negocio con la muerte de inocentes, ganando dinero, prestigio, poder, y en algunos casos, una banca en el parlamento.
El ejército se encarga de colaborar con la policía en la lucha contra la delincuencia, pero varias ONG y los Derechos Humanos han denunciado que, por lo general, los que caen muertos son inocentes, en su mayoría, o ladrones de poca monta, mientras que los verdaderos delincuentes y sus «patrocinadores» están tranquilos en sus casas.
Miles de personas mueren al año en Río a causa de la guerra contra el narcotráfico; los preferidos de la policía son los albañiles y gente en condiciones económicas paupérrimas que sean incapaces de pagar un abogado.
@lostribuneros
