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Ramón Díaz retornó finalmente a River Plate, luego de 10 años de ausencia y llegó al equipo millonario casi pidiendo por favor. El «Pelado» presionó e hizo casi sacar a empujones a Matías Almeyda para encarar su tercera etapa en el popular club.
Díaz se cansó de ganar y ganar con River en la década del 90, pero en ese River había un poderoso formador de inferiores como lo era el brasileño Delém (fallecido en 2007), quien era el gran proveedor de talentos.
La institución de River lo tenía todo por aquellos tiempos y fue, sin dudas, una de las mejores épocas de la historia millonaria.
El River Plate de hoy es todo lo contrario a lo que fue en su primera etapa; los millonarios están casi quebrados económicamente, desbastados por dirigentes incompetentes y corruptos, por una barra brava que se conspiró contra la institución y lo peor: la caída a la segunda división.
Hoy en día Díaz tendrá un gran desafío y va a tener que demostrar si es verdaderamente un buen director técnico o si fue un oportunista que supo estar en el lugar y en el momento justo.
Díaz viene de fracasar donde pise, solo triunfó en su primer pasaje por San Lorenzo, donde lo sacó campeón pero en su retorno lo dejó en ruinas y se fue casi por la puerta de atrás. Pasó por América de México y lo tuvieron prácticamente que sacar con una topadora, si usted me permite el término, luego pasó por Independiente y lo dejó en el umbral del descenso.
Esperemos que el «Pelado» le devuelva la alegría al hincha y al fútbol argentino. Algo que nos conviene a todos, ya que dependemos del «dios ráting» y si River gana, ganamos todos.
@lostribuneros
