Foto: Infobae/Reuters/ Marcelo Endelli

No fue RiVAR el que ganó, fue el RIVER del Muñeco

Es terrible que medios uruguayos hayan llegado a titular que River Plate es RiVAR. Es de locos la falta de imparcialidad, o más bien, la falta de análisis y de autocrítica que tienen. River, les guste o no, ganó el partido y lo hizo bien.

Es cierto que Uruguay es dominado por dos equipos. Allá te tenés que cuidar de lo que decís porque el duolpolio Peñarol-Nacional es dueño del 81 por ciento de la audiencia. Entonces, cuando es afectado uno de los poderosos, los medios, de acuerdo a su conveniencia hace un escándalo donde no lo hubo.

Si analizamos a Nacional, podemos decir que llegó a los cuartos de final empatando sin goles en los dos encuentros, y festejando efusivamente un gol anulado a la falta de seis minutos para el cierre a Independiente del Valle, en Montevideo.

La mediocridad actual de los poderosos clubes orientales, llevan a que califiquen al River de Gallardo, que viene de ganar una Libertadores en 2015, otra en 2018 y de perder la final de 2019, como un equipo beneficiado por el VAR. La estadística, los antecendentes y lo que pasó en la cancha ratifican que este equipo, al menos en este partido jugado en Avellaneda, no precisó para nada de los favores de video arbitraje.

Con el respeto que se merece este Nacional que al paso que marcha va para 32 años sin ganar nada, entró a colgarse del travesaño al Libertadores de América para tratar de arrancar un empate sin goles, para ver qué pasa en el Gran Parque Central por la vuelta.

Se trata de un equipo pobre, sin ideas. Es innegable la pasión y el amor propio de sus jugadores. Fueron fieles a la garra charrúa, es más, la honraron, pero de la mitad para abajo porque de la mitad para adelante era un el Lavandina Bergessio, quien suma 36 años y que no tiene lugar más que en Nacional y si decidiera irse podría jugar en equipos de segundo nivel, quien era el timonel, acompañado de un Trezza y Cougo a quienes le falta mucho todavía.

Este Nacional apeló a la velocidad por las bandas y los típos centros a la olla, y algún que otro tiro libre.

En le medio no se les caía una idea creativa. Imaginamos que los veteranos habrán extrañado al Vasco Ostolazza y a Yubert Lemos empujando y empujando para adelante para que la pelota les llegue al Pinocho Vargas, Daniel Carreño y sus goles y al polifuncional Williams Castro que en el ataque era un infierno, y ¡hasta jugaba de defensor!

Si esto hubiera sucedido con River Plate «Darsenero», Defensor Sporting o Huracán Buceo, seguramente se hubieran callado la boca y violín en bolsa, claro, no venden.

MB

@lostribuneros

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