Tribunero.com Portal futbolero
Rodolfo D’Onforio es el nombre del padre del campeón de América. Asumió menos de os años y cambió radicalmente el rumbo de River. Sin presupuesto y con mucha inteligencia hizo de tripas corazones.
El presidente de River tenía un plan: colocar al club entre los mejores del mundo. Claro, la idea de D’Onofrio era gradual, con resultados al mediano y largo plazo, pero algo le salió mal: ganaron todo en el corto plazo.
Armó su propio equipo con hombres que han puesto a River por encima de los intereses económicos y, como hinchas de verdad del club que son, trabajaron con tesón para que la institución salga a flote.
Primero, le buscaron la vuelta a Ramón Díaz. El entrenador les costó un dinero que el club no podía pagar, y además, no paraba de pedir jugadores. Esto fastidió a D’Onforio, que entre otras cosas, le exigió que corte con ser el protagonista ante la prensa por sobre River.
Esto no cayó nada bien en Díaz, y este, pegó el esperado portazo tras salir campeón. Francescoli hacía rato tenía en la mira al «Muñeco» Gallardo, logrando llevarlo al club.
El «Muñe» se arregló con lo que había. Subió chicos de las formativas, consiguió jugadores en calidad de libre, y de bajo costo, capaces de entender su forma de juego, y casi, como un ajedrecista, movió las piezas durante los partidos, logrando ganarlos desde su posición de entrenador.
River gana 5 y gasta 1. La postura económica del pope es clara. «Somos de la B» dijo una vez D’Onfofrio en referencia al presupuesto del club.
Ahora, con tanto trofeo e ingresos por derechos de televisión, publicidad, socios, y entradas, el club pegó la vuelta y se está poniendo al día con los acreedores.
En poco tiempo, hasta podrán darse el gusto de volver a comprar jugadores de esos que valen caros y juegan más que bien, aunque no los precisa.
@lostribuneros
