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Hasta el extremo más loco llega el fanatismo futbolero en la Argentina. Hasta el extremo de que Independiente, uno de los cinco grandes, buscó afanosamente disputar una Copa de los años 70 con clubes de Surinam y Haití. ¿Para qué? Para tener un título más y discutirle a su rival Boca Juniors quién mandaba en ese rubro.
A mediados de los años 2000, el entonces vicepresidente del rojo de Avellaneda, Atilio Di Pace, aseguraba con demasiada confianza que jugaría contra Transvaal de Surinam la edición 1973 de la Copa Interamericana, extinto torneo entre el campeón de la Copa Libertadores y el de la Copa de la CONCACAF, que Independiente ya había alzado en 1972. Ese 73, el rojo obtuvo la segunda de sus cuatro Libertadores en fila. Por su parte, el modestísimo once surinamés ganó su regional por obtener la final caribeña, y como los participantes del Norte y Centroamérica se bajaron, fue declarado campeón. A pesar del exceso de optimismo de Di Pace, su club jamás pudo concretar el singular partido.
Lo mismo se intentó con la edición 1984, donde el rojo debería enfrentar al Violette de Haití, ganador por abandonos ajenos de la CONCACAF. Pero el partido tampoco se llevó a cabo. Aunque un grupo de hinchas y dirigentes se movieron, no lograron disputar ninguna de las dos Interamericanas y hasta una tal Transoceánica contra el Vita Club de la República Democrática del Congo. Boca tampoco pudo ganar nada después de la Recopa Sudamericana 2008, pero aún así está igualado EN 18 VUELTAS OLÍMPICAS INTERNACIONALES con el ex Rey de Copas. El rey que quería sumar dos coronas más, aunque no fueran sus gloriosas Libertadores.
Diego Martín Yamus.
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