Patricia Amorim entre el machismo y un crimen abominable

No es la heroína de un equipo de fútbol femenino pero sí fue pionera del fútbol masculino. Se trata de una mujer que a los 40 se convirtió en la primera presidenta del popular Flamengo de Brasil. Patricia Amorim, la mujer que tuvo que elegir entre su carrera política o bajarle el pulgar a tres ídolos de multitudes, uno de ellos implicado en un crimen que hasta ahora indigna a todo el país del samba y la cachaza.

Patricia Amorim arrancó en el monstruo brasileño llamado Flamengo desde joven como nadadora. Obtuvo récords representando al club y al seleccionado brasileño.

Con el transcurrir de los años, ya retirada de las piletas, encontró en la política una forma de expresarse y de poder hacer algo por su gran amor: el deporte.

En 2000, afiliada al partido PSDB, logró entrar un lugar la Cámara Municipal del estado de Río de Janeiro, pudiendo cumplir con su propósito.

Tras su exitoso pasaje por la política convencional, optó por postularse a la presidencia de un club que cuenta en la actualidad con cerca de 40 millones de hinchas, siendo el número uno, siendo seguido por Corinthians de San Pablo.

En diciembre de 2009 fue elegida como presidenta del Flamengo. Todo un hito porque se convirtió en la primera mujer en llegar a ese cargo.

Patricia no la tenía nada gratis; Flamengo días antes se había consagrado campeón brasileño luego de 17 años. En ese momento el ídolo máximo era el gran capitán, el arquero Bruno.

Una comisión directiva compuesta por hombres no soportaba de buen agrado que una mujer sea la dueña del liderato.

El departamento de fútbol no tomó buenas decisiones. Eligieron jugadores carísimos que prometían mucho pero que hacían muy poco. El ídolo máximo de todos los tiempos, Zico, había sido limpiado del club acusado de utilizarlo para fines personales.

Los futbolistas que integraban el plantel comenzaron una guerra descarnada contra ella. Poco a poco fue buscándole la vuelta y gracias a contrataciones lograron en 2012 ser campeones del Carioca sin despeinarse.

La piedra en el zapato suya fue Ronaldinho Gaúcho. Hombre que era tan caro como problemático. Sus constantes juergas y borracheras rompían la armonía del plantel, y entre directivos que le hacían la guerra y los futbolistas disconformes, incluso por retrasos en los pagos, se le sumó una mucho peor.

Bruno, el gran capitán, estaba en la mira de la justicia acusado de la desaparición de su amante y madre de su hijo, Eliza Zamudio.

El arquero se sentía intocable por el brazo de la justicia. Caminaba por las calles tranquilo y seguía siendo ovacionado por su «torcida» mientras que el cuerpo de Eliza seguía sin aparecer.

Indignada. Llena de vergüenza como mujer y como madre, Patricia optó por colaborar con la justicia. Era una jugada que sin dudas iba a tener un mal final para ella. Sin embargo, además de plantarse a un impresentable Ronaldinho Gaúcho, ahora debía hacerle frente a un «intocable» como Bruno.

Bruno fue encontrado culpable de femicidio (Getty)

La Justicia pidió su colaboración. Como primera medida despidió al arquero, ganándose el odio de millones de hinchas. Luego llegó el turno de «Dinho».

No le tembló el pulso a esta mujer. Le buscó la vuelta para no pagarle la indemnización que el arquero exigía debido que la justicia lo acusó formalmente de la desaparición de su ex amante.

Patricia Amorim, finalmente debió terminar su mandato siendo atacada por todos lados, incluso por periodistas que la acusaban de cobrar muy barata la cuota social, y de políticos que le buscaron la vuelta para dejarla afuera de la lucha por la reelección.

Bruno fue encontrado culpable de ordenar matar y descuartizar a la modelo Eliza Samudio. Siendo condenado a 22 años de cárcel.

Patricia, fue bastardeada por grupos políticos adversarios y por su propia corriente hasta que se retiró de la política del club para siempre. Actualmente trabaja en la subsecretaría de deportes de Río.

Mujer con agallas sin dudas. Poco tiempo atrás rememoró algunos hechos a ESPN de Brasil, y dijo que «tenía ganas saltarle encima a Assis», el hermano de Ronaldinho Gaúcho, hoy preso en Paraguay, que le hizo la vida imposible durante su mandato.

@lostribuneros

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