Me colé del Méndez Piana al Palermo

Es domingo, hace frío en Buenos Aires, el campeonato terminó hace algunas semanas, la Copa de Oro y el Mundial Juvenil también. Las noticias vienen tranquilas, la banda está casi toda de franco pero a los que nos toca ¿qué hacer? (Foto: Tenfield)

Es obvio que la noticia no para pero la jornada es verdaderamente tranquila. «Mc Gyver» aprovecha para poner a punto las PC con las que trabajamos, Daniela juega al solitario porque hasta las redes sociales vienen muy tranquis.

El «Cabeza» se encuentra sentado leyendo un libro que nada que ver con el fútbol tiene. Y yo… mi columna está lista, los trabajos al día y mientras esperamos el fútbol brasileño, en uno de los televisores sintonizamos el campeonato de la B de Uruguay.

El viejo Méndez Piana abrió mi mente y los recuerdos afloran; hace como 27 años un día de semana, luego de terminar la jornada en la escuela técnica y mi hermano en la primaria, salimos a «patrullar» la ciudad porque estábamos aburridos como una ostra.

Vimos que el Méndez Piana estaba abierto y había movimiento, entramos y presenciamos la práctica de primer equipo que por esa época jugaba en la «A».

No nos cerraba porqué la gente se asomaba por un muro y gritaba cosas hacia el otro lado. Un señor nos dijo «del otro lado está la cancha de Central, el Palermo y hay partido».

Yo tenía 14 años, mi hermano unos 11, no teníamos un mango ni para el ómnibus, menos para pagar la entrada.

El partido del otro lado venía reñido, Cerro iba al frente pero Central hacía valer sus fueros de equipo dueño de casa; la hinchada villera estaba enardecida por los fallos del referí y nosotros del otro lado mirando que nos salíamos de la vaina por estar ahí. Nos miramos con mi hermano, nos paramos sobre el muro y antes que la policía llegue, un muchacho nos gritó «largarlo al botija que lo atajo», entonces el enano saltó y el joven lo atajó; llegó mi turno y me salté, justo a tiempo. La policía se nos vino como gato a los menudos, por fortuna, los hinchas de Cerro nos metieron entre ellos y zafamos aunque el susto que teníamos era tremendo.

Por razones de cortesía nos pusimos del lado de quienes nos dieron una manito, es decir, Cerro.

Recuerdos inolvidables vividos en el fútbol de Uruguay.

Marcelinho

@lostribuneros

 

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