Que el fútbol argentino es una desorganización e improvisación constante, es sabido y sufrido por todos, hinchas, jugadores y cronistas. Pero el colmo parece que aún no es definitivo. Cuando tratamos de entender lo inentendible, de reponernos de las sorpresas que nos brinda esta «nueva» AFA, resulta que ahora las categorías del ascenso, toda la vida soslayadas, no han definido su fecha de regreso. Y peor, su respectivo formato de conclusión. No se sabe, a dos semanas del probable reinicio, cuándo y cómo se juega.
A mediados de marzo la pandemia de coronavirus cortó toda actividad en el país. Y el caótico ascenso, donde cada división juega como se le antoja, quedó a la deriva. Por ejemplo, la más importante, la Primera Nacional, llevaba 21 fechas y dos zonas de 16 clubes, donde los punteros Atlanta y San Martín (Tucumán) estaban clasificándose para el primer ascenso. Hace días se había estipulado el 7 de Noviembre, una semana después de la Primera, como día de la esperada vuelta. Hoy no está confirmada ni esa fecha ni mucho menos el formato, que se rumorea no sería el de disputar las jornadas que faltan, sino hacer un jeroglífico egipcio que nadie comprende entre los 32 equipos. Bueno, eso se rumorea…
Así con la Primera B Metropolitana, la Primera C, D, Federal A y el Regional Amateur. Se discute en la B, C y D, donde se juega bajo el desprolijo sistema de Apertura y Clausura, si los ganadores de ambos hacen una final por subir o qué. Su regreso sería el 21, el de la D el 6 de diciembre, pero todo puede ser. ¿Puede ser? No, no puede ni debe ser este desastre. Que además, como otros aspectos de la Argentina, nos deja en ridículo a la vista del mundo. En Francia, Alemania o Malta todo está definido. Acá nomás, en Uruguay o Chile, también. En nuestro país es mejor desordenar e improvisar. Lisa y llanamente, una vergüenza más. Y un golpe más al desprestigiado pero grande ascenso.
Diego Martín Yamus.
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