Un magnate se quedó con el Maracaná

El multimillonario Eike Batista ganó la licitación y se quedará con el estadio Maracaná por 35 años. Activistas manifestaron enérgicamente contra la decisión, luego que la empresa del magnate llegue de una manera no muy leal a quedarse con la concesión del coloso escenario.

BBC. Sin embargo, no todo son luces en la gestión de las compañías del grupo EBX que dirige el empresario y que en los últimos meses ha tenido que hacer frente a fuertes pérdidas de valor en el mercado y a polémicas en relación con algunos proyectos.

La propia participación de IMX en el consorcio vencedor fue objeto de las críticas de activistas y del estado de Río de Janeiro que cuestionó ante la justicia a la empresa por haber sido responsable del estudio de viabilidad de la obra y que, a juicio de los promotores, podría dar al grupo una ventaja injusta.

De hecho, la justicia emitió una decisión preliminar para suspender la licitación que fue eliminada horas antes del concurso, lo que posibilitó la apertura de los sobres de propuestas en el último momento. En un comunicado enviado a BBC Brasil, la empresa afirmó que actuó en «concordancia con la legislación».

Especializada en negocios en los sectores de deportes y entretenimiento, IMX es una de las 13 compañías del consorcio de Eike Batista que se convirtió en dueño de un imperio de empresas que van desde la explotación petrolera hasta el turismo y la hostelería, pasando por minería, logística y construcción naval.

Crisis

El Maracaná será sede de la Copa de Confederaciones y del Mundial de fútbol.

Pero a pesar de la pujanza, sus negocios han pasado últimamente por momentos delicados. Según la revista Forbes, el patrimonio del empresario, que estaba estimado en US$30.000 millones el año pasado cayó a US$10.000 millones este año.

Además, según los datos de la consultora Economática, las acciones de las empresas de Batista tuvieron fuertes caídas en los últimos tiempos.

Por ejemplo, las acciones de su empresa naval OSX cayeron en un 89,7% desde que salió a la bolsa de valores en 2010, mientras que las de la petrolera OGX perdieron un 86,4% de su valor entre 2008 y el 23 de abril de 2013.

«Es una crisis generalizada de confianza. Hubo exceso de expectativas positivas desde que las empresas salieron a bolsa. Entonces, el mercado comenzó a recibir una serie de noticias malas que acabaron cuestionando la habilidad de generar valor del grupo»

Sérgio Lazzarini, Instituto de Investigaciones Insper

«Es una crisis generalizada de confianza. Hubo exceso de expectativas positivas desde que las empresas salieron a bolsa. Entonces, el mercado comenzó a recibir una serie de noticias malas que acabaron cuestionando la habilidad de generar valor del grupo», explica Sérgio Lazzarini del Instituto de Investigaciones Insper.

Y mientras la crisis golpeaba al consorcio del que un día fue considerado el hombre más rico de Brasil, comenzaron a surgir rumores en la prensa de que el gobierno se preparaba para ayudar a sus empresas.

Hubo incluso informaciones que señalaban que el gobierno temía que una eventual quiebra de las compañías de Batista pudiera afectar a la credibilidad de Brasil y comprometer las inversiones del país. Además, se dijo que los bancos que habían concedido préstamos al grupo también estaban preocupados.

Pero Lazzarini no comparte el argumento de que una eventual caída del grupo pudiera generar incertidumbre y desconfianza internacional sobre el ambiente de negocios de Brasil, lo que justificaría la ayuda gubernamental: «Por el contrario, creo que más acciones de rescate en Brasil significará que aquí tenemos un ambiente poco transparente para los negocios», afirma.

Sin embargo, los rumores alimentaron las críticas sobre el aparente vínculo de Batista con el gobierno. «Creo que el grupo de Eike Batista es una creación del gobierno del (Partido de los Trabajadores) PT. Porque las concesiones que hicieron (…) crearon un valor ficticio para esos recursos», le explica a BBC Brasil el economista Carlos Lessa.

Petrobras

Petrobras confirmó que negocia el uso del puerto de Açú con el grupo de Batista.

También se habló de un posible trato favorable por parte del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), vinculado al Ministerio de Industria.

Pero los rumores de supuestas ayudas no quedan ahí. En marzo, comenzaron a surgir informaciones de que Petrobrás podría utilizar las instalaciones de un complejo portuario privado del grupo EBX en el estado de Río de Janeiro que aún no estaba inaugurado.

La medida fue interpretada por algunos analistas como una especie de ayuda encubierta al grupo.

A principios de abril, la presidenta de Petrobras, Maria das Graças Foster, confirmó que se está negociando al respecto pero negó que se trate de una ayuda al grupo de Eike Batista.

En un comunicado, EBX aseguró que tanto Petrobras como su compañía son «dos grupos brasileños (…) con gran potencial de colaboración», pero matizó que por el momento «no hay ningún negocio firmado».

Medio ambiente

Una empresa de Eike fue multada por salinizar las aguas de un canal usado por agricultores.

Pero además de las dudas en cuanto a la participación de Petrobras en el Puerto de Açu, el proyecto enfrenta otras polémicas. En febrero, la empresa OSX recibió una multa millonaria por daños ambientales por el proceso de dragado del complejo industrial.

Según el Instituto Estatal de Medio Ambiente de Río de Janeiro, las obras provocaron el aumento de la salinidad de las aguas de un canal con el que se abastecen los agricultores de la región.

La empresa ha recurrido la multa con el argumento de que el aumento de la salinidad fue algo «puntual, transitorio y reversible» y que ya se pusieron en marcha las técnicas para «volver a la normalidad».

Pero el proyecto sufrió un golpe más. A principios de abril, las acciones de LLX, el brazo logístico del grupo, cayeron considerablemente después de que la revista Veja señalara que las obras se hicieron sin planifciación y que corrían el riesgo de desmoronarse, una afirmación que fue negada por la empresa.

Finalmente, el grupo del magnate brasileño también tiene polémicos proyectos en la ciudad de Río de Janeiro. Quizás el mayor de ellos sea el que afecta a la modernización de la Marina de Glória.

Localizada en el Parque de Flamengo, en la zona sur de la ciudad, la marina donde se disputó la competición de vela en los Juegos Panamericanos de 2007 es administrada a través de REX, una de las empresas de Batista.

Tras dos años de intentos infructuosos, la compañía presentó el año pasado un anteproyecto de reforma de la Marina que actualmente está siendo analizado y que prevé la construcción de un centro de convenciones y exposiciones con capacidad para 900 personas, la ampliación del número de tiendas y plazas de estacionamiento y la creación de áreas al aire libre.

Sin embargo, la propuesta ha sido objeto de fuertes críticas por considerarlo poco transparente y que no respeta el concepto originario del parque. E incluso hay una petición en internet con más de 11.000 firmas contra la reforma.

Pero la compañía se defiende al señalar que la Marina de Glória «podrá ser utilizada por todos» y que las obras no afectarán el tráfico en la región.

Fuente: BBC

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