¿Te acordás? Los locos cambios de reglas que no fueron 

El fútbol tiene historias y anécdotas de partidos, de jugadores, de campeonatos, de hinchadas, de clubes. Pero tan inagotable que hasta de reglas. Es cierto que en los últimos tiempos se intentó modernnizarlo desde la FIFA con alrededor de 90 cambios, como el saque directo hacia cualquier parte y no sólo hacia delante, las cinco variantes en la alineación, el offside. Pero décadas hace que el rey de los deportes sufre constantes exsperimentos, y de lo más ridículos.

Eso sucedió allá por los años 90. Luego de que en el Mundial de Italia en 1990 se registrara un bajísimo promedio de gol por encuentro (2, 21) los de la casa suiza empezaron a romperse el cerebro para ver cómo mejorar las emociones. Entonces comenzaron las locas intentonas de reglas nuevas, encima adoptadas en juveniles. En el Mundial Sub 17 de Italia en 1991 el fuera de juego se cobraba sólo al llegar al área grande. Y después, en el de Japón en 1993, los saques laterales se hacían con el pie, cosa mucho más lógica que la actual de con las manos.

Pero hubo más que no se llegaron a cumplir pero que dieron que hablar: equipos con diez futbolistas y no once para más espacio, arcos más altos y grandes, tiros libres sin barrera a menos de 25 metros de la meta. Hasta partidos de menor duración o tiempo neto, como el básquetbol. O la pelota con un chip interno que hiciera sonar una alarma cuando entrara completamente en el arco. Sí se alivianó el balón para que volara más rápido y fuera más difícil de contener para los arqueros (alguna vez José Chilavert dijo de uno «parece una pelota de playa-«). Y así llegamos al videoarbitraje (VAR) que poco ha ayudado a clarificar situaciones; es más , ha dado lugar a largas y risueñas polémicas, como las de la Copa Libertadores.

Decía el ex juez internacional argentino Angel Coerezza en 1993 entrevistado por este cronnista: «Las reglas se deben cambiar porque cuando este deporte nació, hace 106 años, era un juego deportivo. Hoy es un juego deportivo, económico, político y hasta social. Entonces, hay que adaptar las reglas a esta nueva situación que vive el fútbol». El pobre Coerezza nunca creyó la sarta de locuras que vinieron después. Sí, hay que cambiar, como pasa en otros deportes y en pleno siglo XXI de avances constantes. Pero como diría la gente tribunera: si la hacemos, la hacemos bien.

Fuentes: Revista La Revancha (1993) y archivo Tribunero.com

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

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