Después de la conquista en Japón 79 y el subcampeonato en México 83, los juveniles de Argentina cayeron en una oscuridad que parecía no tener detención. La improvisación, la falta de proyectos, el trabajar como se pudiera, las consecuentes bajas actuaciones en los Mundiales y Sudamericanos los llevaron a perderse en un mar profundo. Hasta que la llegada de José …
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