La redención de Messi 

Es y será innegable que Lionel Messi es el talento del fútbol más grande. Sin embargo, sus actuaciones a veces eran tan irregulares que con razón muchos ponían en duda ese bien ganado logro. Era un Messi en Barcelona (o ahora París Saint Germain) y otro tan distinto con la selección argentina. Hasta le gritaron alguna vez “andate” o “pecho frío”. Esa selección a la que casi deja tras la humillación de perder con Chile la Copa América 2016. Esa selección con la que jugaba Mundiales, pero no marcaba goles y mucho menos conquistaba el evento. Mucho Balón de Oro pero que no cantaba el himno en la formación. O que en Rusia 2018 encabezó una revuelta contra el técnico Jorge Sampaoli y determinó quién sí y quién no en el once en pleno torneo. Y más…

Hoy Messi alcanzó ese cielo que los argentinos, tan exigentes, solemos poner de vara. Ese cielo que arañó tanto y nunca llegaba a conquistar. Mucho récord, muchos numeritos, pero nada relevante con su albiceleste, esa a la que una vez el cuerpo técnico de la Sub 20 se apuró a llamarlo porque su España adoptiva lo deseaba. Hoy Messi es lo que hasta hoy no había sido. Campeón del mundo con su país, mejor jugador, actuaciones soberbias y determinantes en cada encuentro (7 goles en tantos encuentros) y apariciones cuando se lo llamó a serlo. Hoy Messi es el mejor del mundo. Porque, como el eternamente glorioso Diego Maradona, ser el mejor del mundo es serlo en todas partes, en toda circunstancia y con toda camiseta, la del Barca, la del PSG, la nacional, una Champions, una Liga o la Copa del Mundo. Y el astro lo ha sido y lo es. Porque un bendito día, Lionel Messi tenía que alcanzar su redención futbolera.

Diego Martín Yamus.
Diegoanita@hotmail.com.ar

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