Historietas de Mundial 74: Alemania detiene la naranja mecánica 

Alemania Federal y Países Bajos, entonces conocido erróneamente como Holanda, eran las dos máximas fuerzas del Mundial de 1974 en suelo germano. Ganadores de sus grupos semifinales, los de Gerd Müller se verían contra Johan Cruyff y su armada ese 7 de julio en el majestuoso estadio Olímpico de Munich.

Y la naranja empezó mecánica, como había hecho en todo el torneo. Sólo 56 segundos y Johan Neeskens fue derribado tras una fabulosa combinación de pases sin que los locales pudieran tocar la pelota. El propio Neeskens marcó de penal el gol que todos veían como el del título.

Pero los de Rinus Michels, el hacedor del glorioso ganatodo Ajax, cometieron el error de toquetear el balón, relajarse y agrandar a su gran rival. Alemania empezó de a poco a recuperarse del temprano golpe y a los 25 minutos, el puntero Holzenbein fue fouleado por Jansen en el área, y su figura Paul Breitner igualó de penal. Los de Helmut Schön, en su tercer Mundial como técnico, fueron subiendo y a los 43, un centro atrás le quedó a Gerd Müller. Y el “Bombardero de la Nación” conectó una bella media vuelta que derrotó a Jan Jongbloed para el 2-1 parcial.

Países Bajos tenía todo el segundo tiempo para buscar el empate y tratar de coronar con el título ser uno de los más grandes equipos de los Mundiales. Pero Alemania era más grande y fuerte, conforme a su historia: no sólo fue rocoso en defensa, sino que hasta estuvo a punto de aumentar. Por supuesto que apareció el arquero Sepp Maier para sacar con una mano una volea de Neeskens a los 73 y salvar a los suyos, mientras Cruyff y sus compañeros no lograban hacer temblar a la retaguardia comandada por el Kaiser Franz Beckenbauer.

Llegó el pitazo final del árbitro inglés John Taylor y el delirio. Cada uno de los campeones comenzó a festejar por su cuenta alocadamente. El caudillo Berti Vogts repetía “World Cup, World Cup””. Uli Hoeness besaba a quien se le cruzara. Breitner arrojó sus botines y empezó a danzar solo. Y como en 1954, veinte años antes, Alemania era mejor que el mejor. Era, fue, el verdadero campeón del mundo.

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

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