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Era el 16 de noviembre de 1986, una época donde el fútbol uruguayo era otra cosa, era diferente; la hinchada de Nacional y la de Peñarol estaban juntas en la misma tribuna, la Ámsterdam. El árbitro era el consagrado Barreto Ruiz, quien se dio el lujo de hacer una broma pesada en pleno partido.
Uruguay miraba la violencia en el fútbol por televisión y se asombraba al ver lo que pasaba en Argentina con las barras bravas y en Inglaterra con los hooligans; hinchas de Nacional y Peñarol se intercalaban en todas las graderías del estadio y más de una cargada y una burla no pasaba.
El clásico entre los dos clubes más populares de Uruguay venía tenso, mal jugado, con escasas situaciones de gol y, como debe ser, con pierna fuerte.
En el área mirasol hubo una situación de peligro; un atacante de Nacional se escapó a ritmo de vértigo; fue derribado en el área y el veterano árbitro Ramón Barreto Ruiz, quien pitaba con los honores de haber formado terna en las finales de los Mundiales 1974 y 78, pitó y señaló el punto penal; la ovación de los hinchas de Nacional fue ensordecedora y el abucheo y reprobación de los hinchas de Peñarol fue elocuente.
Una vez que el público se calmó, caminó hacia el punto del penal levantó un brazo y sancionó ¡off side!… la carcajada y ovación de la hinchada de Peñarol se hizo eco y el abrupto cambio de ánimo de los hinchas del tricolor se hicieron sentir también.
Un hincha furioso le tiró con una botella de cerveza; ahí Barreto tomó el envase, miró a la hinchada y les dijo “una más y lo suspendo”. El carisma del referí era tan impresionante que las hinchadas se calmaron y el juego acabó en un aburrido 0-0.
Fue hace algo más de 26 años, yo era adolescente y ese recuerdo no se me borra más.
Un hincha uruguayo para Tribunero.com de Argentina.
@lostribuneros
