113 años de historia en una cancha

Los más viejos del mundo, fuera de la Gran Bretaña, se verán las caras por el campeonato uruguayo; Peñarol y Nacional vivirán en superclásico por la jornada 12 del Torneo Apertura, con diferentes realidades.

Clásico es clásico, es cierto, pero nada como un Peñarol – Nacional; 113 años de rivalidad entre los dos pesos pesados del balompié oriental avalan lo que en Tribunero afirmamos.

Los carboneros llegarán al estadio Centenario con la idea de hacer una «travesura» y arruinarle el campeonato a sus rivales de todas las horas, mientras que los tricolores pretenden ganar y servirse en bandeja de plata el Torneo Apertura.

Para este tipo de partidos no existen favoritos y poco cuenta el historial, ya que lo gana quien se levante mejor de la cama.

La rivalidad entre los dos equipos más populares del fútbol oriental, comenzó en 1900, cuando los «manyas» jugaban con el nombre de Central Uruguay Raiwall Cricket Club y utilizaban el «Peñarol» como apodo, ya que preceden del barrio montevideano de homónimo nombre, cuando comenzaron su rivalidad con Nacional, conocido como el «tricolor», proveniente del seno de las universidades más prestigiosas de la época.

Mucha polémica, mucha fantasía se tejió entre los dos clubes más grandes del vecino país. Peñarol se jacta de ser el decano, aunque primero haya nacido el Albion, mientras que Nacional se autoproclama como el más viejo, pese a que su rival amarillo y negro, haya nacido un 28 de setiembre de 1891.

Peñarol tiene el porcentaje mayor de hinchas, siendo el club más popular con el 46% de simpatizantes, sobre el 35% de Nacional.

En el profesionalismo Nacional tardó dos años en ganarle a los manyas, ya que recién en 1933 pudieron cortar con la paternidad del mirasol.

Hoy en día, se cortó el mito que ubicaba a Nacional como el equipo de la élite y a Peñarol como el de la prole, ya que el carbonero lo superó ampliamente en cantidad de adeptos, en todas las clases sociales.

Los caboneros juegan el clásico por el placer de ganarlo, y de paso, dejarlo al rival de todas las horas sin campeonato; Nacional, quiere gozar del placer de ganar un juego de esta envergadura, y de paso, perfilarse para dar la vuelta olímpica.

Por lo general los clásicos uruguayos pueden llegar a ponerse entretenidos, ya que ninguno se conforma con el empate, y si acá tenemos un Boca – River que por lo general son para el bostezo, allí si no hay buen fútbol, al menos hay acción en la mitad de la cancha.

@lostribuneros

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