LUANDA, ANGOLA. (Agencia Tribunera) – La Selección Argentina cerró el año con el compromiso social de viajar a África y ganar un amistoso contra Angola (un país que, seamos sinceros, solo vemos en los documentales de animales) por un ajustado 2-0. Un triunfo «trabajado», dicen los ingenuos, cuando en realidad fue un partido de guante blanco donde la Scaloneta se limitó a cobrar el cheque y cumplir el trámite.
El espectáculo fue, como se esperaba, un ejercicio de contención de bostezos. La Albiceleste jugó a media máquina, bajo el sol de Luanda, y aunque se impuso por lógica y talento individual, tuvo que lidiar con la «presión física» angoleña, que no fue otra cosa que carreras desesperadas y patadas a destiempo. ¡Se complicó el armado de juego ante un rival que no existe en el mapa futbolístico! Eso ya dice mucho.
El Combo Salvavidas: Messi y su Misión Humanitaria
Para que el papelón no fuera mayúsculo, apareció el de siempre. La sociedad entre Lionel Messi y Lautaro Martínez es la única que justifica la existencia de estos amistosos.
El primer gol lo facturó Lautaro gracias a un pase-manteca de Messi. El 10 se puso el traje de asistidor y se la sirvió para que el «Toro» solo tuviera que empujarla y calmar las ansias del banco. Luego, el propio Messi decidió liquidar el asunto con una «jugada individual y definición tranquila». Tranquila porque enfrente tenía a un arquero que parecía estar atajando con las manos atadas.
El guion es conocido: Argentina juega mal, no mete la pelota, la cosa se empantana… ¡y aparece D10S para resolver el problema y que parezca que todo está bajo control!
La Cancha de Pruebas y los Pibes Obligados
Lo único rescatable de este tour por África fue que sirvió de «bautismo de fuego» para los pibes que el DT no se anima a probar en serio: Kevin Mac Allister, Gianluca Prestianni y Joaquín Panichelli.
Entraron y mostraron «buenas señales para el futuro», claro, ¡si tienen 20 minutos para lucirse contra un mediocampo angoleño que juega con la intensidad de un lunes a la mañana! Ojalá que estos debuts no queden en anécdotas de un amistoso que solo sirve para engordar las estadísticas de la FIFA.
La defensa argentina, se reporta «sólida» y mantuvo el arco en cero. Obviamente, si el rival remata con la frecuencia y puntería de un ciego, lo lógico es que no te hagan goles.
Argentina cerró el año con un 2-0 que solo demuestra que, incluso con la camiseta más pesada del mundo, a veces alcanza con el esfuerzo mínimo para ganarle a la nada. ¡A guardar la billetera y a pensar en los puntos que valen!
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