Sólo tres años después de la edición que hiciera en 1919, Brasil repetía en Río de Janeiro como sede. Y aspiraba a también repetir aquel título ante Uruguay de 150 minutos. Ironía del destino, así fue de engorroso otra vez el certamen y con desempate, aunque esta vez los cariocas ganaron con más facilidad y sobre Paraguay.
Aquel septiembre y octubre de 1922 el viejo estadio Das Laranjeiras era nuevamente escenario del ya clásico Campeonato Sudamericano, pero ahora con cinco países ya que Chile retornó y Paraguay estuvo de nuevo, con tan buena tarea que dejó atrás a irregulares Uruguay y Argentina (distó de ser el campeón defensor) y arribó a la última fecha igualado en 5 puntos con los locales y la celeste.
Pero como estas primeras novelas americanas, la del 22 era una brasileña de enredos. Los paraguayos perdían con la Selección 2 a 0, el segundo gol de Julio Francia de penal, el que consideraron mal dado y abandonaron la cancha salvo el arquero Denis, que igual no pudo evitar el gol. Peor fue lo de Uruguay, que había empatado cin goles con Brasil y vencido a Argentina, perdía con Paraguay 1 a 0 y tuvo la mala idea de directamente bajarse del torneo en protesta por el arbitraje del brasileño Pedro Santos. Ambos se perjudicaron sus chances de campeones, y como los orientales se fueron, resultaron Brasil y Paraguay quienes definieron la tabla final en segundo encuentro.
El 22 de octubre, todo fue más liviano para la verdeamarela y con goles de Neco y dos de Formiga goleó 3 a 0 al meritorio guaraní, que contaba con Fleitas Solich como figura. En el campeón aún brillaba Artur Friedenreich, primer futbolista negro de su país. También jugaban aún el albiceleste Libonatti o el uruguayo Romano. Pero Brasil mandó de nuevo en su tierra, aunque otra vez con líos.
Diego Martín Yamus.
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