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El partido suspendido entre Brasil y Argentina jugado en San Pablo, válido por las Eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022 se tiñó de vergüenza luego de ser suspendido por autoridades sanitarias cuando iban apenas cinco minutos de juego. Autoridades de Anvisa invadieron el campo de juego exigiendo las detenciones de los jugadores argentinos Emiliano «Dibu» Martínez, el «Cuti» Romero, Giovani Lo Celso y Emiliano Buendía, que militan en la Premier League, considerada zona peligrosa por causa del Covid-19.
Si bien las autoridades brasileñas tuvieron tiempo y maneras para avisarle al equipo de Lionel Scaloni lo que estaba sucediendo, apelaron a una estrategia bien militar, de manual, al estilo de las dictaduras del siglo XX, cuando Benito Mussolini, Nicolai Ceaucescu, Francisco Franco, Augusto Pinochet o Jorge R. Videla, como herramienta de propaganda.
Jair Bolsonaro está pendiente de un hilo. Sus hijos están vinculados a serios casos de corrupción, incluso el propio Bolsonaro, quien está tirando manotazos de ahogado para tratar de evitar la cantidad de juicios que les espera, preparó una marcha a nivel nacional para este martes 7, día feriado en Brasil, buscando apoyo.
El alto mandatario brasileño en la campaña fue capaz de ponerse las camisetas que le den, más allá de ser simpatizante de Palmeiras, con el fin de sumar votos. El hecho de organizar nuevamente la Copa América, y de perderla, le hizo perder muchos puntos de su popularidad. Ahora, el hecho de parar un partido para que el mundo entero hable de este bochorno podría volverlo más fuerte para trabajar su alicaída imagen.
En caso de que el partido se reprograme podría hasta ser una victoria para «Bozo» (payaso) como lo llaman sus opositores, pero si la FIFA decidiera quitarle puntos al seleccionado, o hasta descalificarlo del Mundial, podría llegar a ser su fin.
@lostribuneros
