Una noche de enredos coperos

Es cierto que la Copa Libertadores se llena cada año de historias de película. Pero lo de esta noche en Quito, en el desquite de la tercera ronda preliminar entre El Nacional y su vencedor Atlético Tucumán, superó todo lo conocido.

Todo el lío comenzó a la tarde argentina. El avión que transportaba al plantel de Atlético quedó varado en Guayaquil por un problema de documentación. A poco del comienzo, pautado para las 21.15 de Buenos Aires, no se sabía si llegaría a tiempo, incluso se habló de que perdería los puntos. Hasta el embajador argentino en Ecuador, Luis Juez, les pidió a la directiva local que tuvieran consideración de la situación y que jugaran el encuentro. Al final el decano arribó casi corriendo al estadio Olímpico Atahualpa. Y con el apuro, al no poder contar con su indumentaria, debió recibir las camisetas de la Selección Sub 20 que está jugando el Sudamericano allí mismo. Pero no sólo las camisetas, del mismo color y diseño que la de Atlético, sino hasta los botines de los chicos de Claudio Ubeda. También hubo que utilizar una numeración diferente a la registrada en la CONMEBOL. Y claro que con el imprevisto apenas si tuvieron tiempo de calentar los músculos y, llamados por la voz del estadio Olímpico Atahualpa, debieron salir apuradamente al campo a las 22.38, al borde de quedar afuera por el reglamento de competición de la CONMEBOL.

Después, el partido perfecto, el gol de Zampedri, el 1-0, la hazaña de la clasificación para la tercera ronda previa ante el Junior colombiano y el alocado festejo. Y en medio del mismo, la bronca del técnico Pablo Lavallén: «Fue descarado lo que nos hicieron, alguien paró el avión. Hoy no tenemos dimensión del esfuerzo y el partido que hicieron mis jugadores, pero quedará en la historia del club. Dios es justo», dijo con inocultable fastidio. Según sus dichos,  hubo algo raro en el contratiempo y no fue simplemente un imprevisto.

Fue una noche de enredos coperos, hasta risueños, de los que se recuerdan muy pocos casos en la controvertida vida de la Copa Libertadores. Pero algo es cierto: si Atlético Tucumán quiere ser campeón, debe ganarle a todos. Hasta a los imponderables.

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

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