Marcelo Gallardo dejó en claro que en Argentina existen dos países diferentes, o como les gusta llamar a los políticos, una grieta. Cooperativa vs Meritocracia.
Por un lado de la grieta está el mentor de la meritocracia, el propio presidente de la nación Mauricio Macri, ex presidente de Boca Juniors, quien tuvo el atrevimiento de tildar de «culón» a Marcelo Gallardo, y por otro lado, está este mismo, el «Muñeco» Gallardo.
Boca es el reflejo de lo que piensan Macri y sus aliados. Dinero, dinero, más dinero, y méritos para llegar al objetivo. Mientras que el mano derecha del presidente de la nación, Daniel Angelici, máximo directivo boquense, invirtió una millonada de dólares en futbolistas de renombre con el fin de levantar la ansiada séptima Copa Libertadores, en la vereda de enfrente, en River Plate, el presidente Rodolfo D’Onofrio declaraba en su momento ser «un equipo de la C», en cuanto a la economía.
River llegó de un momento nefasto. El peor de su historia. Un descenso y gravísimos problemas económicos e institucionales. No había dinero para invertir en futbolistas de renombre y proyección. Las inferiores estaban en serios problemas como todo el club. Por lo que hubo que apelar al ingenio.
Llegó Marcelo Gallardo y la vida le cambió radicalmente al club, no sólo al departamento de fútbol.
Gallardo comenzó a citar futbolistas sin gran renombre, e incluso muchos de ellos ya no eran tenidos en cuenta. Está el caso, en su momento, de Leonardo Pisculichi, quien pegaba la vuelta a la Argentina para retirarse, sin cobrar un peso, en Argentinos Juniors. El «Muñeco» lo interceptó y con él salió campeón de la Libertadores 2015.
El propio Leonardo Ponzio, quien estaba considerado como «de vuelta» dada su edad, sin embargo. Un Javier Pinola que jugaba en Rosario Central, que venía de una lesión.
El «Oso» Pratto que costó una verdadera fortuna y que no ha hecho muchos goles, pero los que hizo fueron clave, además, tiene la virtud de jugar sin tocar una pelota, robando marcas, abriendo caminos.
El «Pity» Martínez, al principio insultado por sus propios hinchas y resistido. Se fue adaptando y acabó siendo determinante.
El «Nacho» Scocco, quien había sido considerado «Pecho frío» por la directiva del Inter de Porto Alegre, que había fracasado en el Sunderland inglés y que retornó a Newell’s (por tercera vez) hasta que Gallardo lo llamó.
Con ese perfil y presupuesto bajo trabaja el entrenador. River es una cooperativa. Todos juegan para todos. Si tiene que salir uno, lo hace, y cede su lugar a otro compañero.
River es el ejemplo de compañerismo. Planificación. Esfuerzo. Solidaridad. Amor por el trabajo. Dedicación. Entrega. Amor propio.
Por algo son los mejores de América en este 2018.
@lostribuneros