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BUENOS AIRES, Argentina – La situación de Ferro Carril Oeste es crítica. Con diez partidos sin conocer la victoria, el club de Caballito ha caído a solo dos puntos de la zona de descenso a la Primera B Metropolitana, una realidad que la hinchada se niega a aceptar. El clima en el club es de máxima tensión, y las amenazas a los dirigentes ya no son susurros, sino una realidad que se viralizó en redes sociales y podría generar una ruptura institucional sin precedentes.
La terrible racha y la bronca de la hinchada
La última derrota ante Arsenal y el reciente empate 2-2 con Racing de Córdoba, que no sirvieron para salir del pozo, han colmado la paciencia de los hinchas. La dirigencia del club se ha convertido en el blanco de las críticas por la mala gestión deportiva, y las protestas se sienten en las redes sociales.
La situación escaló a un nivel alarmante con la viralización de un mensaje que revela la intención de colgar carteles con una amenaza explícita: “Dirigentes: si nos vamos al descenso, se van todos al hospital”. Este tipo de amenazas no son solo palabras; ya hay reportes de afiches que se están distribuyendo para el próximo partido.
Consecuencias inminentes y una realidad que duele
El descenso no es solo una posibilidad; es una amenaza concreta que se cierne sobre Ferro, un club con una rica historia. De confirmarse el descenso, las consecuencias serían graves, impactando la economía del club, su estatus deportivo y su propia estructura institucional.
La crisis ya ha dejado sus primeras víctimas. La renuncia de Michael Etulain, el director deportivo, en agosto pasado, fue una señal clara de la inestabilidad que vive el club. A esto se suman las declaraciones de directivos que reconocen que el descenso es una posibilidad real, algo impensado al inicio de la temporada.
La presión es enorme, no solo para la dirigencia, sino también para el cuerpo técnico liderado por Sergio Rondina y para los jugadores, que ven cómo la hinchada les exige resultados de inmediato. El futuro de Ferro está en juego y la cuenta regresiva para evitar la caída a la Primera B Metropolitana ya comenzó.
