En el quirófano, Kevin Molino se dispuso a empezar la cuenta atrás desde 100 esperando a que la anestesia hiciera su efecto. La oscuridad envolvió al extremo de Trinidad y Tobago. «Fue un momento difícil», explicó a FIFA.com. Se había roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla y no sabía si podría volver a jugar, el pronóstico no era nada halagüeño. A sus 25 años se enfrentaba al posible punto final de una carrera que acaba de despegar.
«Caer y volver a levantarme no es nada nuevo para mí», aseveró Molino después de diez meses de rigurosa rehabilitación y ya de regreso en el Orlando City SC de la Major League Soccer estadounidense. «Mis orígenes son humildes. Aprendí pronto que en la vida nada es fácil».
El dolor y la inseguridad sobre si recobraría la forma en lo que Molino describió como «el trabajo más duro que he hecho nunca», no fue nada comparado con lo que ya le había tocado vivir. Perdió dos hermanos en las peligrosas calles de Trinidad, por estar, según él, «en el lugar equivocado en el momento menos oportuno».
Y cuando era un delgaducho niño de 12 años, su madre abandonó a toda la familia. En su camino hacia la recuperación, el fútbol fue la luz al final del túnel, igual que en su niñez. El fútbol fue su válvula de escape, lo que le salvó de la oscuridad y del peligro.
El camino más duro
«De niño jugábamos en la calle, sobre el cemento», explicó sobre sus primeros pasos con el balón en su barrio, Carenage, hasta la puesta de sol. «En un lugar como Trinidad, hay muchos malos caminos que tomar y yo tuve la suerte de encontrar una vía. Aprendí a amar el fútbol en esas calles».
Pese a su físico escuálido, consiguió destacar. Tenía ritmo, velocidad y creatividad con la pelota. En plena adolescencia, el San Juan Jabloteh, un club profesional del país, se hizo con sus servicios. En 2011, con tan solo 20 años, dio el salto a la soleada Florida para fichar por el Orlando City de la segunda división de la liga estadounidense. Y allí eclosionó.
Se convirtió en el favorito de la afición y estableció un nuevo récord goleador en la categoría. Cuando el Orlando City anunció que se incorporaría a la MLS en 2015, él fue el primer fichaje de la entidad, incluso por delante del semidiós brasileño Kaká. Molino había superado un camino lleno de obstáculos. Pero, al oír el chasquido de su rodilla nada más comenzar su primera temporada en la MLS, sus sueños se tambalearon.
Sus compañeros arrimaron el hombro, por eso, al hablar de ellos lo hace con verdadera emoción. Oyéndole, queda claro que para él son su familia. «Kaká es una enorme superestrella que lo ha ganado todo en el fútbol», añadió acerca de su compañero en el mediocampo del Orlando, uno de los astros más importantes del fútbol planetario, ganador de la Liga de Campeones y de la Copa Mundial. «Pero lo que más me chocó de él es lo buena persona que es y cómo estuvo ahí, apoyándome, cuando yo estaba mal».
Su entrenador del Orlando, Jason Kreis, dijo de él, que «es el jugador más humilde con el que he trabajado». Y desde que se recuperó de su lesión, ha estado mejor que nunca. El equipo no ha perdido ninguno de los 13 partidos en los que nuestro protagonista ha marcado o dado el pase decisivo. Es un depredador nato, el terror del área penal. La afición del Orlando City lo adora, y la etiqueta #MolinoMania ha sido viral más de una vez.
Una figura clave para los Soca Warriors
La vuelta de Molino también se ha hecho sentir en la escena internacional, en su otra familia futbolística, la selección de Trinidad y Tobago. En 32 convocatorias ha anotado 13 dianas y en septiembre les esperan un par decisivos encuentros clasificatorios. Con diez puntos en cuatro partidos, los Soca Warriors ocupan la cabeza de la tabla con tres puntos más que Estados Unidos en la Fase 4 de los preliminares para Rusia 2018. Están en una posición óptima para alcanzar el Hexagonal.
«No nos tomamos ningún encuentro a la ligera», reveló acerca del choque del 2 de septiembre en Puerto España contra Guatemala, tercera de grupo, y en el que los locales parten como claros favoritos. A continuación, se medirán a Estados Unidos en Florida, no muy lejos de su casa. Sin embargo, esa cita tampoco parece preocuparle. «Tenemos que ir a Estados Unidos a demostrarles de qué somos capaces. Tenemos que presionar y marcar pronto. No me cabe la menor duda de que ganaremos ese partido y pasaremos como líderes de grupo».
Para Molino, la actual selección de Trinidad y Tobago es la mejor desde aquel mítico combinado que otorgó al país su primera, y hasta la fecha única, participación en la Copa Mundial, en Alemania 2006. Él recuerda bien aquellos emocionantes días, pese a que aún era un chaval. «En 2006 cada día fue una fiesta», rememoró con una sonrisa. No obstante, sin grandes nombres como Dwight Yorke o su favorito de todos los tiempos, Russell Latapy, Molino apuntó nuevamente al componente familiar como la gran baza de la formación. «Lo principal es que nos compenetramos como una familia», concluyó con voz seria y firme, utilizando todo el peso de la palabra. «Ese es el secreto. Si tenemos eso, todo es posible».
Fuente: FIFA.com
Diego Martín Yamus
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