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El encuentro entre el Lille y la Roma por la Europa League pasará a la historia no por un gol espectacular o un resultado abultado, sino por una hazaña insólita que desafió las leyes de la estadística y la lógica futbolística. El portero turco del Lille, Berke Özer, se erigió como un héroe de leyenda al detener tres penales consecutivos en el tramo final del partido, convirtiendo una posible derrota en una victoria épica.
El drama fue absoluto: el Lille ganaba desde el minuto 6 gracias a un gol madrugador de Hákon Arnar Haraldsson, que capitalizó un error defensivo de la Roma. Pero a falta de diez minutos para el final, la Roma tuvo la oportunidad de oro para igualar el marcador… tres veces.
Özer vs. La Ley de la Probabilidad (y el VAR) 🧤
La secuencia que convirtió a Berke Özer en una figura mundial es digna de un guion de cine:
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Primer penal: El árbitro pita la pena máxima. Artem Dovbyk ejecuta, y Özer detiene.
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Repetición: El árbitro, sin embargo, ordena repetir el penal por adelantamiento de Özer.
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Segundo penal: Dovbyk vuelve a patear, y, de nuevo, Özer detiene.
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Tercer penal: Una nueva infracción de Özer (o la percepción de ella) obliga a una tercera oportunidad. Esta vez, el encargado es Matías Soulé.
Con la presión insoportable de saber que es su última chance de salvar la noche, Özer se lanza y vuelve a detener el disparo de Soulé.
El portero turco no solo detuvo un penal; detuvo el mismo penal tres veces. En apenas minutos, Özer había humillado la moral de la Roma y reescrito la definición de ser «imbatible».
Reacciones y Lecciones
El estadio vibró con una celebración histórica para los hinchas del Lille, mientras que la frustración de la afición de la Roma en redes sociales fue un espectáculo aparte.
Gian Piero Gasperini, el técnico de la Roma, no tuvo más remedio que reconocer que la derrota fue producto de sus propios «errores técnicos», señalando la necesidad de aprender de esta derrota surrealista.
El partido será recordado como una de las noches más dolorosas para la Roma y, sin duda, como la hazaña que inmortalizó a Berke Özer como el portero que se negó tres veces a perder.
