El Matador de Victoria y el Santo jugaron la primera final de la Copa Sudamericana y quedaron a mano en una Bombonera repleta. Tigre y San Pablo jugaron un partido para el olvido, donde el equipo brasileño vino a buscar un empate para definir el torneo en su casa (Foto: Télam)
San Pablo decepcionó en la cancha de Boca, luego de ser menos de lo esperado ante el modesto equipo de Tigre que busca su primer título internacional de la historia.
Los santos llegaron a tierras argentinas con largos pergaminos y un poderío económico envidiable que dejó mucho que desear ante un prolijo equipo de Tigre que le faltó contundencia en el ataque.
El partido comenzó con una para cada uno, de movida nomás el tricolor tuvo su chance y en la réplica los matadores tuvieron la suya pero no pasó más que eso.
A los 15′ un encontronazo entre los jugadores dejó a ambas escuadras con 10 jugadores en la cancha, tras las expulsiones de Luis Fabiano para la visita y de Donatti.
Tigre se replegó en la última zona durante la primera etapa pero el San Pablo no supo aprovechar la cesión del balón y del terreno, faltos de ideas no pusieron en peligro al arquero Damián Albil.
En el complemento Tigre, menos nervioso, fue al frente y controló bien al adversario, ya entrado en confianza lo hizo jugar es su campo y tuvo el dominio de las acciones pero le falta «punch» en el ataque.
El partido fue muy aburrido y estuvo lejos de ser una final de «aquellas».
San Pablo apostó a sacar un positivo desde Buenos Aires y lo logró, ahora se la juega a ganar en casa, solo que Tigre se siente mucho más a gusto cuando juega en condiciones adversas y fuera de casa. La serie está abierta y los brasileños demostraron que no son gran cosa.
@lostribuneros