Tigre caía por 2-0 frente al San Pablo en el Morumbí que era una caldera y en el entretiempo se negó a entrar al campo porque los jugadores del equipo de Victoria denunciaron agresiones por parte de la seguridad.
La gente del equipo argentino denunció golpes y hasta amenazas con pistolas por parte de la seguridad privada. Hubo cabildeos, idas y vueltas, hasta que directivos de la CONMEBOL en conjunto con el árbitro, decidieron parar el partido y considerar que Tigre abandonó la cancha.
Para las autoridades Tigre abandonó y, por lo tanto, el campeón es San Pablo.