“Quiero ayudar a los niños de Tanzania”, se dijo a sí mismo un día Clemens Mulokozi, fundador y director de Jambo Bukoba. Mulokozi, de padre tanzano y madre alemana, compartió su infancia entre ambos países, dentro de un entorno multicultural.
Vivir en Alemania le permitió, entre otras cosas, adquirir consciencia de la diferencia en el desarrollo entre los dos países, así como darse cuenta de la importancia de las necesidades de Tanzania en materia de educación, sanidad e infraestructuras.
El detonante se produjo en Múnich, cuando un amigo le regaló una camiseta que había vestido Willy Sagnol en la Liga de Campeones, firmada por el lateral derecho del Bayern. El regalo venía acompañado por estas palabras: “¡Haz algo con esto por tu pueblo!”. Clemens Mulokozi decidió pasar a la acción y movilizar su energía y sus contactos en los dos países.
Así, acudió a Bukoba, capital de la región de Kagera (al lado del pueblo del que era originario su padre), para reunirse con las personas que se encargaban de la juventud en el lugar y dar forma a su proyecto. Se encontró con jóvenes apasionados por el fútbol, algunos de los cuales solamente jugaban con una zapatilla, y a quienes el fútbol les permitía “olvidar los problemas, y olvidar que tenemos hambre”.
En diciembre de 2008, nació Jambo Bukoba, con el objetivo de ayudar a estos jóvenes a mejorar su vida cotidiana dándoles acceso a una mejor educación, a la sanidad, al agua potable, a la igualdad de oportunidades… todo ello, apoyándose en los valores del deporte.
En un decenio, la ONG no ha dejado de crecer y ha ayudado a centenares de jóvenes a sentirse realizados; especialmente, con programas específicos para las chicas y las mujeres jóvenes, que a menudo se ven obligadas a acortar sus estudios por motivos económicos o en caso de embarazos no deseados. Además, están más expuestas al VIH que los chicos.
La práctica del deporte les permite adquirir confianza en sí mismas y reafirmarse claramente en sus decisiones o en el rechazo de ciertas situaciones, como las relaciones sexuales sin protección. Tanto para ellas como para todos los jóvenes tanzanos, gozar de una ayuda y de un apoyo en edades determinantes para el resto de sus vidas es algo que no tiene precio.
Diego Martín Yamus.
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