Tanta mediocridad se presta para la burla

El famoso superclásico entre Boca y River cada año que pasa es más mediocre y quienes se destacan, dejando en segundo plano a los jugadores, son los hinchas y los entrenados que hacen su show a parte.

Hace algo menos de una década que el famoso clásico de clásicos nos viene mostrando partidos espantosos, donde, tanto uno como otro entran al campo a ver que pasa y si la pelota entra: mejor.

El empate es el común denominador de estos encuentros y este domingo la gota rebalsó el vaso. Ramón Díaz fue expulsado e ironizó, fiel a su costumbre, sobre el descenso del club de sus amores.

La hinchada de Boca detuvo el partido para hacerle saber a River su felicidad y placer por haberlos visto en la B. Una cosa meramente folklórica que deberá tener un costo algo a la hora de pagar sanciones, pues los simpatizantes xeneizes entraron con bengalas, algo que está prohibido.

El mundo de River está dividido, unos quieren «colgar» a Díaz y otros lo justifican; el hecho es que el equipo millonario sigue sin jugar a nada, es un equipo intrascendente que no pudo ante el peor equipo del torneo, quien para mejor, tiene su mira puesta en la Libertadores.

En Argentina se vende eso de «el superclásico es el quinto espectáculo en el mundo» pero en verdad el espectáculo es en las tribunas, porque lo que es en la cancha, deja mucho que desear.

@lostribuneros

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