El nivel de racismo de las hinchadas alemanas creció una enormidad y la UEFA lucha para frenar con este flagelo que azota al fútbol.
Muchas barras se presentaban en los estadios con banderas y símbolos nazi. Solo que surgió un equipo Hamburgo que les pateó el tablero y tomó como iniciativa luchar contra toda esta lacra, su nombre es St. Pauli. La hinchada equipo portuario, identificada con el socialismo, tomó un bandera negra y le dibujó una calavera, al mejor estilo de los piratas. Para un partido todos sus hinchas fueron al estadio a alentar al equipo de una forma muy particular: vestidos de gay.
La gente optó por llevar camisetas con los colores del club pero vestidos como si de una marcha del orgullo gay se trate.
La idea tuvo suceso y la comunidad homosexual alemana lo vio con muy buenos ojos y alentó a su gente para que hinchen por este particular y explosivo club. St. Paulí es una institución pobre pero llena de ideas basadas en el respeto y la tolerancia. Las prostitutas, los estibadores del puerto, los maginados, homosexuales y mujeres se han hecho hinchas de este equipo que es un emblema en contra de las discriminaciones de todo tipo.
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