Las Inferiores Femeninas del «Trueno Verde» hicieron historia en el Torneo Nacional «El Diablo Rojo» con una travesía que fue mucho más que fútbol: una lección de esfuerzo, gestión y amor por la camiseta. Su coordinadora, Sandra Armoa, cuenta la intimidad de un logro épico.
La pelota rodó, y con ella, los sueños de más de 80 jugadoras de las divisiones inferiores femeninas del Club Atlético San Miguel. El destino: Mar del Plata. La misión: competir en la cuarta edición del Torneo Nacional «El Diablo Rojo», el certamen de fútbol femenino más grande del país. Pero para las chicas del «Trueno Verde», este viaje, liderado por la incansable Sandra «Sandy» Armoa, fue su propia final del mundo.
El Desafío de Hacer Posible lo Imposible
Sandy Armoa es coordinadora, Directora Técnica y profesora en San Miguel, club que milita en la Primera B de AFA. Cuando llegó la invitación, sintió que tenía un desafío personal enorme.
«La motivación que me dio a llevar a tantas jugadoras a un torneo tan importante fue que tenía a chicas que nunca habían viajado, que no conocían el mar,» nos cuenta Sandy con la emoción a flor de piel. «Convivimos muchas horas, sé lo que les falta, el tema de las cuotas… Quise hacer ese sueño posible para ellas.»
Con solo un mes y medio por delante, la movida fue titánica. Buscaron micros, estadías, y lo más importante: el apoyo económico. «Solo teníamos un mes y medio para hacer todo. Comenzamos a juntar el dinero: trabajamos los fines de semana con bingos, rifas, venta de comidas, ¡todo lo que te imagines!»
El club se sumó con el apoyo legal para que las jugadoras viajaran sin problemas, pero hubo un espaldarazo inesperado y fundamental: «Quienes nos acompañaron al 100% fueron los jugadores de la Primera Nacional,» destaca Sandy, resaltando la solidaridad interna del Trueno Verde.
Un Rendimiento de Primera
La garra de las juveniles se notó en la cancha. Las categorías Sub 10, Sub 12, Sub 14 y Reserva llegaron a lo más alto, un logro que la institución nunca había conseguido.
«Ellas lograron lo más grande: representar a un club que está en Primera División de AFA,» subraya Armoa. «Son jugadoras que entrenan cuatro días a la semana, que se pagan su cuota todos los meses y jamás pensaron en hacer un viaje así. En cuatro días jugaron más de 12 partidos, ¡un esfuerzo increíble!»
Pero más allá de los resultados, fue la emoción lo que marcó la travesía. El momento cumbre para Sandy no fue un gol, sino dos escenas cargadas de sentimiento:
«El momento más emotivo fue cuando los micros llegaron al club y ellas sabían con su valija (el viaje ya era un éxito).»
«El otro motivo más grande fue cuando los papás venían y me abrazaban y me decían: ‘Esto lo lograste vos, Sandra. Nadie, nadie hizo esto por las jugadoras, nunca’. Eso vale más que cualquier copa.»
El Semillero es la Clave
Como referente del fútbol femenino en San Miguel, Sandy ve un futuro de crecimiento, aunque sabe que la lucha no termina. «El crecimiento de las chicas es muy grande, tenemos que seguir apostando y trabajando más fuerte, obvio, pero no bajo los brazos, sino todo lo contrario.»
La experiencia en Mar del Plata dejó una huella profunda. «Me quedo con todo lo vivido. El grupo se fortaleció enormemente, y eso como profe, coordinadora y DT me hizo ganar mucho más de lo que imaginaba.»
Su mensaje final es una bandera de lucha: «Seguiré luchando para que los clubes hagan más caso a las inferiores, que las nenas tengan ese espacio que corresponde y que esto crezca.»
Dirigiéndose a las familias y a toda la comunidad del fútbol femenino, Sandy cierra con una declaración de principios que trasciende los resultados deportivos:
«Que no bajemos los brazos. Yo logré un sueño para muchas: ser campeonas nacionales, que entre todas recorran un viaje deportivo, conozcan el mar. El fútbol femenino tiene que ser visto por todos, pero sobre todas las cosas, que realmente los dirigentes de AFA comiencen a respaldar al fútbol femenino… El semillero es la clave de todo, donde arrancan a formarse las jugadoras.»




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