Sería bueno que un día el fútbol argentino cambie de mentalidad, y sobre todo de conducta, cuando no se consigue el resultado esperado. Tras el 1-1 con Boca que lo dejó con la misma desventaja de seis puntos en la Superliga, en San Lorenzo sus jugadores, su técnico Claudio Biaggio, hasta sus dirigentes, reclamaron y se volvieron locos por las decisiones del árbitro Silvio Trucco. Tal vez sea por cierto offside en el gol de Carlos Tévez para el xeneize, o por la expulsión del lateral Gabriel Rojas en un choque con Wilmar Barrios. Pero no se otorgan puntos extra por protestar, gritar que nos están robando y charlatanerías por el estilo.
San Lorenzo debería agradecer por haber sacado el empate, porque después de la primera expulsión, la de Facundo Quignon, fue ampliamente superado y no perdió por la mala puntería rival. Y el árbitro lo benefició, porque se demostró que hubo infracción al ingresado Emanuel Mäs en su área, no sancionada como penal, a muy poco del cierre. Pero más allá de si Trucco estuvo a su favor o en su contra, de si tal o cual árbitro nos conviene, si nos dirige bien o mal, sería bueno que de una vez por todas los clubes argentinos sepan aceptar la derrota, el empate en este caso, y miren más sus propios errores que los ajenos. Porque, repetimos, el reglamento no contempla más puntos por elevar quejas.
Diego Martín Yamus.
@lostribuneros