Boca Juniors tuvo su primer amistoso de la era Diego Martínez. Le ganó a Gimnasia y Tiro de Salta. Marcos Rojo se lesionó.

Sabor agridulce para el Boca Juniors de Diego Martínez; victoria y lesión de Rojo

La noche no comenzó de la mejor manera para Boca Juniors. La lesión de Marcos Rojo en la previa del amistoso contra Gimnasia y Tiro dejó un tono negativo en el ambiente. Sin embargo, la multitud que llenó el Padre Martearena esperaba con ansias el debut del equipo de Diego Martínez, con la esperanza de una actuación que levantara los ánimos.

Desde muy temprano, se hizo evidente que el nuevo entrenador tenía claras intenciones. Utilizando una formación clásica, el mediocampo tuvo a Campuzano como el típico mediocampista defensivo, retrocediendo para recoger el balón, apoyar en la defensa e iniciar jugadas. Esto marcó un cambio respecto a épocas pasadas, con menos circulación de balón en esa zona, demostrando un enfoque más incisivo desde el principio. En los costados, Ramírez mostró más actividad que «Pol» Fernández, especialmente por el lado izquierdo, que rápidamente se convirtió en el protagonista.

Apenas a los dos minutos del juego, una combinación entre Juan y Saracchi resultó en un centro del uruguayo que encontró a Ezequiel Bullaude, el cuarto hombre en el mediocampo, elegido como enganche por el entrenador. Bullaude no dudó en lanzar un disparo que pasó cerca del poste derecho del arco rival.

La fórmula se repitió a los nueve minutos, con Luca Langoni realizando una corrida oportuna para capitalizar un pase largo de Saracchi, entregando un centro preciso que encontró al exjugador de Godoy Cruz para abrir el marcador 1-0.

A pesar de la diferencia de categoría entre los equipos, Boca mantuvo la supremacía. Los oponentes salteños se replegaron mayormente, esperando un error en la construcción del juego de Boca o intentando contragolpes al replegarse y lanzar balones largos. El primer tiempo concluyó con Boca liderando justamente, a pesar de las oportunidades de gol perdidas por Merentiel.

Poco cambió al inicio del segundo tiempo. Boca, metódico y paciente, controlaba el campo contrario al cruzar la mitad de la cancha. Mientras tanto, Gimnasia, orquestado por el hábil Walter Busse, representaba cierto peligro para el arco de «Chiquito» Romero, que tuvo un juego relativamente tranquilo.

A medida que las sustituciones se sucedieron, el partido se convirtió en una prueba para los jugadores de Boca que necesitaban cuidados (Langoni, Lema), aquellos exentos de examen (Advíncula, Merentiel) y los que destacaron (Campuzano, Saracchi, Ramírez).

Las modificaciones no alteraron el curso del juego, que se volvía cada vez más tedioso hacia el final. Boca continuó buscando, pero tuvo dificultades para encontrar profundidad. Gimnasia asumió su papel de socio secundario y celebró con su gente el reciente ascenso.

El saldo, entonces, se equilibró. Aunque la lesión de Rojo encendió las alarmas y no es fácil asimilar lesiones en estas instancias, también es necesario tener rodaje, como saben todos los técnicos. En su debut absoluto, Martínez puede al menos afirmar con orgullo que su equipo defendió una idea y, finalmente, comenzó su travesía.

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