Rubiales fue agredido a huevazos; queda en familia

MADRID, ESPAÑA. (Agencia Tribunera) – El pobre Luis Rubiales, el hombre que vive en un reality show permanente, tuvo su propio plot twist de telenovela turca. Ayer, en la presentación de su «libro redentor» (sí, el mismo donde insiste en que el mundo complota contra él, pobre víctima), recibió una triple ración de… huevazos. Pero lo jugoso no es el proyectil, ¡es el francotirador!

El atacante no fue un anónimo indignado, sino ¡SU PROPIO TÍO! Sí, leyó bien. El mismísimo Luis Rubén Rubiales López, hermano menor de su padre y, por lo visto, con un sentido del humor muy de entrecasa. Mientras Luisito intentaba vender su versión de los hechos (léase: la del «beso consentido» y la «conspiración mediática»), su tío le recordó de dónde vienen los genes, gritando el elegante epíteto de «¡Sinvergüenza!» al tiempo que descargaba el arsenal de gallina.

 

La Escena del Crimen (y del Huevazo)

 

El bochorno se desató en el espacio Eventize. Rubiales, con el training de esquivar problemas que tiene, logró evitar un par de proyectiles. El tercero, ya sea por la puntería familiar o por el shock, se estrelló cerca. Lejos de la contención que predica en sus memorias, nuestro protagonista intentó lanzarse contra su pariente. ¡Qué lindo momento familiar! Por suerte, la seguridad y los mismos asistentes (que no querían más kilombo y que la cosa terminara en martillazo limpio) lo contuvieron.

El tío, el verdadero héroe del día para muchos, fue reducido por la policía y no por los huevos. No conforme con el show, se cargó una pantalla, por lo que fue detenido por «daños». Imaginen la ficha policial: «Detenido por agredir a su sobrino con huevos en un acto y romper una TV. Motivo: diferencias familiares sobre ética pública».

 

¿Guerra de Clanes o Conspiración Doméstica?

 

Rubiales, que nunca decepciona a la hora de victimizarse, ya anunció que iniciará acciones legales. Calificó a su tío como un «conflicto» (nota mental: cuando te tiran huevos en público, quizá el conflicto no es solo el otro) y un desequilibrado.

Aunque él insiste en que todo es «cuestión personal», es inevitable no conectar los puntos. Este ataque, en pleno tour de promoción de su libro donde denuncia una conspiración por el caso Jenni Hermoso (recordemos: el beso que la justicia desmintió que fuera consentido), es un recordatorio brutal: A veces, la verdad no viene de los medios ni de los políticos, sino de la sangre.

Mientras Rubiales se preocupaba por una mujer embarazada y dos niños que estaban en el lugar (¡qué considerado, ahora sí!), el público quedó en un limbo entre la tensión y el morbo. Una cosa es que te condene la opinión pública, pero otra, muy distinta, es que te condene… ¡tu propio clan familiar!

En Tribunero.com, creemos que la moraleja es simple: Cuando uno siembra vientos de soberbia, a veces el primo te regala gallinas, pero el tío te las devuelve en forma de triple huevazo. ¡Y a otra cosa!