La eliminación, sorpresiva, inesperada, histórica, de River Plate ante el modesto campeón de Emiratos Árabes Unidos Al Ain en el Mundial de Clubes abrió un nuevo debate en el mundillo del fútbol argentino. Si no teníamos suficiente con todo lo que desde comienzos de Noviembre se hablaron y se cruzaron hasta la definición de la Libertadores a favor de la banda, ahora existe un nuevo dilema: ¿quién carga a quién?
Sin querer en lo más mínimo generar lío, simplemente continuar el sano folklore, ambos siguen la lucha superclásica, como siempre que la pelota termina de rodar entre los gigantes. Hasta este martes a la tardecita, el millonario llevaba amplia ventaja en cargadas contra el xeneize, al haberle ganado el clásico más importante de la centenaria historia. Los hinchas se deshacían por la victoria propia y por la caída y posteriores problemas de Boca, como el fin de su técnico o de algunos jugadores de renombre. O con el remanido tema del borrar con el título «la mancha del descenso» de River a la B Nacional en 2011 con Belgrano de Córdoba. Pero luego del 2-2 y la derrota por penales inadmisible contra el campeón de Emiratos, ni siquiera el de Asia, la polémica se reabre. Son ahora los boquenses que se frotan las manos con la eliminación de su rival. Tal vez River lleve ventaja, si se puede establecer así, porque Boca no va a obtener Copa alguna con la caída ajena, ya perdió lo más importante, con sólo ver el lío post final que se ha armado en el club. Lo cierto es que River y Boca siguen peleándose, sanamente, pero la siguen. Pasión de una rivalidad que nunca termina, aunque no haya fútbol hasta enero de 2019.
Diego Martín Yamus.
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