Una verdadera hazaña logró el conjunto de River Plate en la ciudad de Porto Alegre. Perdía 1-0 con Grêmio hasta los 80′ y estaba siendo eliminado de la Copa Libertadores de América, sin embargo, un gol de cabeza de Borré y la suerte de que exista el VAR, de penal a los 90′ el «Pity» Martínez les dios la clasificación.
Lluvia torrencial en Porto Alegre como sucedió en la final de 2015 ante Tigres de México. River, que había perdido por 1-0 con Grêmio en Buenos Aires, debía torcer la historia en un ambiente hostil en lo deportivo como lo es la «Arena do Grêmio».
¿Qué pasó?. Marcelo Gallardo, que fue sorprendido la vez pasada por los gaúchos, ahora supo aplicar la fórmula de un bisoño equipo de Estudiantes, que por esas cosas del fútbol, no pudo eliminar a los gremistas.
Las fortalezas y debilidades del equipo fueron tomadas en cuenta por el cuerpo técnico del «Millonario» y así sucedió en un partido vibrante.
River, como era de preverlo, entró enchufado y supo cómo jugarle a los tricolores. Empujó en campo rival y presionó desde allí. El «Oso» Pratto le tiraba la carrocería a los rivales mientras que sus compañeros le buscaban la vuelta al arco de Marcelo Grohe.
Todo marchaba a pedir de boca porque Grêmio no lograba ceder a la presión impuesta por el equipo porteño. Las salidas de contra estaban frenadas y el equipo del «Muñeco» estaba a poco de lograr el bregado gol.
Pero, en el mejor momento de River la suerte pareció esquiva; desgarro del «Leo» Ponzio a los 25′ y cambio obligatorio; Enzo Pérez fue su reemplazo, y el partido cambió para mal.
El conjunto de la banda perdió al experimentado futbolista que movía las piolas de la parte defensiva. Ese hombre impedía que los gremistas lleguen con peligro, ya que su calidad y miles de batallas lo convertían en una muralla.
Hubo un cambio táctico en el partido. River sintió la ida de Ponzio, y para peor, el pibe Palacios se sintió, pero siguió igual.
El público gaúcho presionaba y el estadio, que estaba repleto, se hacía sentir. El grito «Greeeemio, greeemio» ensordecía y en el minuto 37′, tras una «dormida» de los volantes riverplantenses llegó el desconcertante gol de Grêmio por parte de Léo Gomes.
River tuvo dos caminos: ir al frente o morir de rodillas. Esperaro a que acabe el infame primer tiempo. Hubo cambios obligados porque el «Nacho» Fernández se fue por el «Pity» Martínez, para encarar el complemento.
Grêmio, alentado por su público en lugar de empujar y anotar el gol de la clasificación, hizo lo peor que puede hacer un equipo que es creérsela. La soberbia llegó al conjunto de Renato a hacer tiempo. Sus futbolistas se pasaron en el piso y cortaron el partido todo lo que pudieron.
Si bien Gallardo estaba suspendido, Biscay siguió sus instrucciones, y puso en la cancha al «Nacho» Scocco en lugar del «Juanfer» Quintero.
El «Nacho» fue al frente y su velocidad comenzó a incomodar a los gremistas. Para peor, Renato mandó al campo a un «enemigo» en lugar de un defensor. El ex Peñarol, Bressan, hizo todo mal y supo arruinarle la vida a su equipo.
Este futbolista, con pocos segundo en la cancha, ligó una amarilla por manotear en una pelota quieta a un jugador de River.
El tiempo pasaba, Everton bien pudo liquidar, pero el gran Franco Armani le cerró el arco e impidió el segundo.
River, presa de la desesperación fue al frente, presionó. Pinola y Maidana, ambos defensores, se adelantaron, mientras que el mediocampo supo estar balanceado y funcionaron a la perfección los relevos, por eso que Grêmio no asustaba de contra.
Tiro libre para River a falta de 9′ para el cierre. El «Pity» Martínez le puso la pelota con un guante a Rafael Borré, y vino el empate parcial.
Sabían que había tiempo. Grêmio no reaccionaba. Los gaúchos fueron un mamarracho. Hicieron tiempo. Especularon. Escondieron pelotas.
Faltaban 3′, tiro al arco, jugada dudosa. El VAR llamó a Andrés Cunha para que vea el video porque algo raro allí pasó. El uruguayo miró el monitor varias veces, y retornó a la cancha. Hizo seña de que miró el video y que tenía una sentencia: ¡penal de Bressan y roja!
El defensor brasileño, que jugó en Uruguay, se fue del campo por doble amarilla, y River tuvo un penal a favor.
Diez minutos parado estuvo el juego. Las autoridades enfriaron los malos humores de los hinchas locales, garantizaron la seguridad de los futbolistas, y finalmente la responsabilidad la tuvo el «Pity» Martínez.
El volante de River, vendido a la MLS por una ponchada de dólares, no se asustó y puso la pelota en el fondo del arco.
River lo dio vuelta, y luego, con jerarquía y pasta de campeón, le pagó con pierna firme, garra y corazón a un Grêmio que comió de su propio veneno.
Ahora el Millo espera a Boca o a Palmeiras que juegan este miércoles en Porto Alegre,
GRÊMIO PORTO ALEGRENSE 1
M. Grohe; Léo Gomes, Paulo Miranda, Geromel y Bruno Cortez; Maicon y Michel; Ramiro, Cícero y Alisson; Jael. DT: Renato Portaluppi.
Cambios: Everton x Maicon, 54′; Bressan x Paulo Miranda, 71′; Thaciano x Jael, 86′.
Gol: Léo Gomes, 36′.
Roja: Bressan, 88′.
RIVER PLATE 2
Armani; Montiel, Maidana, Pinola y Casco; Fernández, Ponzio y Palacios; Quintero; Borré y Pratto. DT: Matías Biscay (Marcelo Gallardo fue suspendido para este juego)
Cambios: Pérez x Ponzio, 25′; Martínez x Fernández, 46′; Scocco x Quintero, 63′.
Goles: Borré, 81′; Martínez, 90’+2 (penal)
Referí: Andrés Cunha (Uruguay)
Estadio: Arena do Grêmio (Porto Alegre)
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