Un hecho rayano a lo vergonzoso sucedió luego del pitazo final entre el local Vélez y Tigre por la última jornada del torneo femenino de Primera C. Tras el pitazo final de la referí Carla López, un ayudante ingresó al campo de juego exaltado profiriendo insultos e intentó agredir al entrenador de Tigre, Raúl Maiola.
Las pulsaciones estaban a mil. El partido iba 1-0 para las fortineras y era el fin del invicto de Tigre, sin embargo, en el quinto minuto de descuento las «Matadoras» lograron un agónico empate tras el remate cruzado de Silvina Pascualone.
Acto seguido la árbitra dio por finalizada la puja, lo que despertó la euforia del equipo de zona norte y la ira del cuerpo técnico fortinero, quienes se fueron encima de la referí con airados reclamos. Raúl Maiola, entrenador de las Matadoras les indicó de manera amable que las velezanas se habían pasado haciendo tiempo -cosa que desde nuestro sector pudimos percibir- y que era justa la adición de tiempo.
El cuerpo técnico se fue encima de Maiola, enervando a las futbolistas fortineras, quienes lograron calmar a su entrenador Nicolás Gallicchio y lograron el objetivo de llevarlo a saludar a la bullanguera hinchada.
Pero, quien estaba fuera de sí y olvidando que se trataba de un partido de mujeres, fue su colaborador a cuyo nombre no pudimos acceder aún al nombre; individuo que comenzó tirando manotazos a un Maiola que nervioso y todo le sugería que diera el ejemplo. Pero, como no logró el objetivo de agredir porque su propio cuerpo técnico y los de Tigre se lo impidieron, siguió profiriendo vergonzosos insultos.
Una vez calmadas las aguas, el propio técnico de Vélez cruzó un abrazo con Maiola, pero, al salir rumbo al ómnibus que conducía al equipo de Victoria hacia su localidad, el colaborador velezano, además de no aceptar el saludo y menos el intento de dejarla por esa, por parte de Maiola, volvió al terreno del insulto y las amenazas, ah, llevaba a un changuito de bebé.
Vélez es un club «casi» ejemplar. A los periodistas nos trataron a cuerpo de rey, dándonos los mejores lugares, el mejor trato, sin embargo, energúmenos de esta especie ensucian lo que debe ser puro como y sano como es el fútbol femenino.
Sabido es que Vélez Sarsfield es una institución ejemplar, sin el casi, y que las futbolistas, empleados y resto del cuerpo técnico saludan desde el primero al último, salvo el individuo calvo que podemos apreciar en las fotos.
@lostribuneros