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Es sólo una opinión, sabemos que lo que escribamos nada le cambiará la cabeza a la directiva de competiciones de la FIFA. Pero es increíble como injusto, hasta insoportable, algunas cuestiones de formato que aparecen en estas eliminatorias de la Copa del Mundo.
Por empezar, los repechajes, o si prefiere repescas. Un ridículo que se viene dando desde tiempos antiguos, cuando por ejemplo Israel jugaba con Etiopía, o al pobre Australia lo hacían viajar por el mundo, primero contra los europeos, luego por Sudamérica. Ni hablar estos choques bizarros tipo Bahrein-Trinidad y Tobago. ¿Por qué un país no tiene derecho a ir por su continente y punto? Es de lo más absurdo hacerlo mover de confederación, como pasa ahora con el duelo Asia-CONCACAF.
Y encima, con dos continentes tan lejanos entre sí. Porque al menos se podría hacer como en 1997, cuando Australia (Oceanía) viajó a Irán (Asia) y no por el planeta. Y a falta de uno, son dos los repechajes. Un pecado que Oceanía, mas allá de su bajo nivel, no tenga su plaza directa, cuando en los juveniles cuenta con dos. Peor que Sudamérica tenga que repartir un lugar con los oceánicos, con todo el lío de traslados y demás.
Otro punto que debería cambiarse es que el campeón juegue eliminatorias. Alemania no merece tener que revalidar sus pergaminos ante rivales de poco peso en un clasificatorio, sin embargo, y como viene siendo desde 2002, el ganador de la Copa FIFA tiene que rodar por su continente. El campeón debe gozar del privilegio que merece, al ser el mejor de todos, de no tener que disputar la fase previa. Miren si se hiciera eso con el anfitrión.
Por último, la FIFA debería instar a la UEFA a que equipos de bajísimo relieve sólo jueguen una fase previa y no toda la campaña para después vivir a los papelones. San Marino, Malta, Liechtenstein y otros se la pasan yendo a buscar la pelota al fondo de sus arcos más que a jugar la eliminatoria en sí. Esos países tendrían que pasar un filtro, como se hace con acierto en la Champions League.
Son opiniones, no vamos a pretender cambiarle la cabeza a los férreos hombres de la FIFA. Pero que son desatinos, como el repechaje, seguro que sí.
Diego Martín Yamus.
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