La tarde tibia de San Pablo cayó en el frío de los suizos, que entraron al Arena do Corinthians para tratar de superar a los argentinos, sólo que fueron extremadamente disciplinados en lo táctico, pero les faltó calor. Los helvéticos entraron en el conformismo y vieron como buen negocio el 0-0; Argentina, como equipo sudamericano, jugó a los ponchazos, cuando la estructura no funcionaba, y gracias a esas improvisaciones, llegó el gol, dos minutos antes de final.
Ahí, recién, ahí, los suizos se mostraron humanos, dejaron de comportarse como “robots”, salieron del automático y con corazón, pusieron todo por buscar el empate, pero ¿porqué no lo hicieron antes?… no lo sabemos. Igual ya era tarde, y Argentina está feliz.
@lostribuneros