Real Madrid tuvo dificultades inciales porque había arrancado la Champions League cayendo en casa ante el modesto Sheriff de un país que no existe cuya entidad es prestada por Moldavia. Nadie daba mucho por la oncena del italiano Carlo Ancelotti, incluso, por estos octavos de final el Merengue había hecho agua por la ida ante un PSG dotado de Lionel Messi, Neymar y el campeón mundial Mbappé.
Daba la sensación que la oncena del santafesino Mauricio Pochettino lo iba a lograr en el gran Santiago Bernabéu porque arrancaron esperando atrás, sacando rapidísimos contragolpes donde el arquero belga Courtois se mandó dos grandes atajadas tras tiros a quemarropa de Mbappé y Neymar.
Benzemá aprovechando la ley de ventaja tras una falta de Messi sobre Modric, sacó un disparo cruzado al ángulo que fue desviado espectacularmente por el italiano Donnaruma. Iba menos de media hora.
Messi avisó tras una exquisita combinación con Neymar por el sector izquierdo, sin embargo su pelota tirada al medio no terminó en gol porque Mbappé no tiene vocación de centrodelantero, por loque a pelota fue rechazada.
Tony Kroos en el minuto 36 le puso una pelota en la cabeza a Benzemá cuyo balón se escapó por milímetros. Acto seguido el PSG tomó a la defensa del Real Madrid muy mal parada; pelota robada y puesta magistralmente por Neymar para que un solitario Mbappé ponga el encuentro 0-1 ante un Madrid que no lograba dar pie en el juego.
Los franceses estaban muy bien parados en el campo. Daba la sensación de que el segundo gol iba a llegar en cualquier momento porque el tridente compuesto por Messi, Mbappé y Neymar que estaba totalmente conectado dándole mucho trabajo a los defensores madridistas.
La historia bien pudo ser otra cuando en el minuto 53 el Mbappé recibió por la izquierda un perfecto balón filtrado por Neymar para eludir a Courtois y mandarse el segundo gol que lapidaría a los españoles, pero el árbitro a instancias de su línea marcó un existente offside.
PSG ejercía un dominio notable sobre un Madrid que no pegaba una. Ya iban 56 minutos de tiempo corrido cuando nuevamente Mbappé encaró solo en pos de un gol que no llegó porque lo barrieron justo.
Si uno creía que el Real Madrid estaba muerto por no pegar una, estaba equivocado. Es que el conjunto de Carlo Ancelotti nunca entró en el desconcierto, sino que necesitaba ese algo y, justamente, ese «algo» lo aportó primero el italiano al poner en la cancha a Camavinga por Tony Kroos al mismo tiempo que el brasileño Rodrygo sustituía a Asensio, mientras que el siguiente aporte lo dio lo que necesita todo equipo campeón: La Diosa Fortuna.
Iban 61 minutos de juego. Real Madrid a esa altura presionaba como nunca, de pronto, el joven arquero italiano Giuanluigi Donnaruma cometió un error infantil de esos que seguramente habrá hecho decir a Pochettino ¿por qué no puse a Keylor Navas? La gresoeria del cuidapalos que se enredó con la pelota y que la sirvió al medio para que con el arco libre la reciba Benzemá para poner las cosas 1-1.
Faltaba media hora. El empate metía igualmente al PSG en cuartos de final. Los parisinos precisaban cambios porque varios jugadores se habían quedado sin aire, mientras que otros directamente no encajaban en el nuevo planteo táctico que presentaba en ese momento Real Madrid.
La presión seguía. entonces el «Poche» optó por poner en la cancha a Gueyé en lugar de Leandro Paredes, error garrafal que le costó carísimo; defensa mal parada tras una pelota robada en campo francés por Vinicius Junior. El brasileño le puso la pelota a Benzemá quien robó marcas y se la devolvió pero el tiro del verdeamarelo acabó en las nubes. Clara señal de que la defensa estaba mal parada.
El segundo gol llegó tras una soberbia jugada que comenzó en campo del Real Madrid luego que Luka Modric aproveche la ausencia de Paredes para a toda velocidad dejar rivales por el camino, se la puso a un Vinicius que se enredó con la pelota pero tuvo la picardía de no dejársela robar para dársela nuevamente a Modric que se la filtró a Benzemá y éste no perdonó: GOL.
La historia era otra, estaban ahora 2-1 en 75 minutos, forzando así la prórroga.
Es increíble lo que le pasó al PSG segundos después del tanto del Madrid. Los franceses sacaron de medio, le pusieron la pelota a Vinicius, un defensor rechazó para el centro y Benzemá le dijo «Mercy» luego de anotar el 3-1 que directamente fusiló a un PSG que demostró que para jugar al fútbol hay que tener sangre en las venas.
Real Madrid ganó un memorable partido que quedará en los anales de la historia de la Champions League. Karim Benzemá fue una bestia al marcar el triplete.
Que venga el que sigue para el Madrid y enorme dolor de cabeza para la directiva del PSG que por más que compre a los mejores, no tienen onda con la soñada Champions League.