Rarezas de Brasil 50

La ensalada eliminatoria

Como doce años antes, para Brasil 50 las eliminatorias produjeron un revoltijo tremendo. 34 países se inscribieron, pero por diversos motivos varios renunciaron y armaron un lío para conformar la fase final.

El mismo se dio sobre todo en Europa. Los británicos se incorporaron a la FIFA y jugaron mediante su torneo, el British Home Championship, dos plazas para el Mundial. Escocia había manifestado que iría si era campeón. Como salió segundo de Inglaterra, decidió no jugarlo. Mientras tanto, Turquía, que goleó a Siria, declaró no estar en condiciones económicas para viajar. Como los grupos de la Copa habían sido armados con un año de antelación, la entidad madre buscó llenar como sea el vacío, invitando a Francia y Portugal, segundos en otras zonas. Francia, la patria de Rimet, protestó por el grupo que le tocaría en el Mundial, y como la FIFA rechazó su protesta, no fue. Y los portugueses, increíblemente, declinaron porque creían que debían ganarse su plaza en la cancha, dejando sin Mundial a su comunidad tan grande en Brasil.

En Asia, se habían inscripto India, Filipinas, Indonesia y Birmania, actual Myanmar. Los tres últimos se retiraron, por lo que India debutaría en un Mundial. Pero como ellos jugaban descalzos y la FIFA no lo permitió, decidieron también quedarse en su casa. Fue por eso que Uruguay, que también entró por deserciones ajenas, tuvo sólo a Bolivia como rival en el Grupo 4, que más bien fue un mano a mano que el equipo campeón resolvió con un 8-0.

Los números de camisetas

Fue el primer Mundial donde se establecieron números de camiseta, del 1 al 11, aunque no fueron fijos para cada jugador. Eso recién se implementó en Suiza en 1954.

Yugoslavia con diez contra Brasil

En el último partido del Grupo 1, Brasil buscaba la clasificación a la ronda final ante el excepcional Yugoslavia. El entreala Rajko Mitic, al salir con su equipo, se golpeó la cabeza con el marco de la puerta del vestuario, produciéndose un corte de proporciones. Como no se podían hacer cambios, los yugoslavos querían esperar para comenzar hasta que Mitic fuera vendado. El árbitro galés Merwyn Griffiths no quiso, los balcánicos se fueron molestos al vestuario y el juez los amenazó con que si no volvían les daba el partido por perdido. No les quedó más remedio que salir con diez jugadores y aguantarse así hasta que Mitic volvió con un impresionante vendaje. Eso sí, cuando volvió, Brasil ya ganaba 1-0 con gol de Ademir a los tres minutos, y acabaría imponiéndose 2-0 y yendo a las finales.

Las teletipos no pueden creerlo

Inglaterra, ausente los años anteriores, se creía el mejor. se autoapodaba «los maestros». Tanto, que para su debut ante Chile prescindió de su estrella Stanley Matthews. Sin él también enfrentó a un Estados Unidos lleno de jugadores amateurs. Pero los ignotos norteamericanos ganaron 1 a 0 y los ingleses quedaron en ridículo. Para transmitir la noticia había máquinas teletipos, nada de redes sociales ni mails. Y sus operadores  pedían confirmar el resultado creyendo que era falso.

Italia en barco

En 1949, en un accidente aéreo en la basílica de Superga, fallecieron futbolistas del Torino, entre ellos diez titulares de la selección italiana, entonces campeona reinante. Por eso, los nuevos integrantes azzurros viajaron a Brasil en barco, y el cansancio de la travesía les jugó en contra en su debut con Suecia, donde cayeron 3-2, resultado que casi los eliminó.

Sueco perdido en la neblina

Ya en la ronda final, Suecia debía jugar con Brasil. Los torcedores locales estaban a mil con fiesta y petardos que tiraban a la cancha en pleno partido. El puntero sueco Lennart Skoglund declaró: «Cada vez que tomaba la pelota se producía una explosión a mi alrededor. Tenía que correr como si fuera un campo minado». Brasil aprovechó y goleó 7-1.

Siestita celeste

Uruguay se clasificó de última para jugar contra Brasil por el título. Los dirigentes orientales tuvieron la idea de hacer descansar a los jugadores en el ómnibus que los llevó al Maracaná. Por lo que apilaron allí colchones y los celestes se mandaron una plácida siesta. Eso antes de protagonizar el Maracanazo.

Jules Rimet perdido entre uruguayos

Faltando poco para terminar la final, el presidente de la FIFA Jules Rimet bajó de la tribuna al campo del Maracaná con la Copa, que tenía su nombre, para entregarla al campeón. Llevaba en su bolsillo un discurso escrito en portugués, ya que descontaba que el ganador sería Brasil. En ese momento, el local iba empatando 1-1 con Uruguay, y era campeón. Rimet debía dar una larga vuelta al estadio para llegar al terreno y entregar el trofeo. Cuando fue pasando los pasillos, de pronto se encontró con que el furioso bullicio de la gente había casi desaparecido. Salió por fin al campo y no vio a ningún brasileño, sólo a unos pocos jugadores uruguayos abrazándose y llorando. Se quedó pensativo y por fin entendió: en su trayecto, Alcides Ghiggia había hecho el gol del título. Buscó a Obdulio Varela, capitán celeste, y le dio la Copa. ¿El discurso en portugués? Nada. Sólo atinó a decir «mes félicitations», en francés.

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

@lostribuneros

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