River fracasó rotundamente en esta temporada; perdió en el ámbito local, ahora quedó eliminado de la Copa Sudamericana y su técnico, quien horas antes del juego había dicho que se jugaban el «prestigio», tras la derrota y fiel a su estilo encontró culpables: los hinchas.
Díaz es una máquina de contradecirse y sus ironías cansaron a propios y ajenos; River vive de fracaso en fracaso y el «Pelado», por un lado dice «esto es River», «River es el más grande», «la gente quiere ver triunfos porque esto es River», pero por otro lado cuando nada sale, comienza a actuar al mejor estilo del mago David Copperfield sacando conejos de la galera o haciendo desaparecer un tanque de guerra, si es necesario.
River perdió, el equipo fracasó, desazón, insatisfacción en la hinchada, decepción y todo lo que conlleva una derrota de esta magnitud. Ramón, con ese orgullo estúpido que nos hace quedar a los argentinos como idiotas en el resto del mundo, no sabe más que buscar culpables.
Antes del partido repartió «golpes» contra la prensa, como si el hincha fuese tonto y no supiese discernir por cuenta propia, pero el golpe más bajo lo dio tras el pitazo final contra Lanús «¿La gente? Para mí, demasiado disconforme», dijo.
La gente explotó en las redes sociales contra el riojano, dejando en claro que del amor al odio hay un solo escalón.
Ramón, ese mismo que dice «River es demasiado grande», le pide paciencia al hincha, luego de provocarlo, ahora me pregunto ¿qué paciencia? si los clubes grandes se nutren de triunfos al corto plazo, fiel a nuestra idiosincrasia.
Daniela Maruti
@lostribuneros