Viví uno de los momentos más lindos de mi vida, la emoción me embargó y todavía no bajo de la nube; Christian, un hincha de ley de Racing de Montevideo, nos esperaba en un punto de la capital oriental para mostrarnos su amado club. El joven, portador con orgullo de una camiseta de la “Escuelita” nos aguardaba con un paquete en una de sus manos. Al descender de nuestro vehículo, el joven, al mejor estilo de un capitán de un equipo local, me entregó un presente que me dejó anonadado: la camiseta de El Tanque Sisley.
Mi sueño, desde pibe, era tener una camiseta del equipo fusionado; no la tenía porque estuve muchos años sin venir al país que me crié durante mi gran parte de mi infancia y adolescencia, tampoco es fácil de conseguir; era el regalo soñado.
Con decir esto, decimos que la nota comenzó de la mejor manera que podría comenzar. Eran cerca de las 20:00 de Montevideo, una hora menos en Buenos Aires, y salimos con nuestro “Tribu-Móvil” hacia la sede de club de los amores de nuestro nuevo amigo.
Christian nos hizo de guía y nos llevó por donde a nosotros nos gusta, por los lugares más humildes, asique por el barrio Borro anduvimos, y de paso, conocimos por fuera a la cancha del club Cerrito, equipo que milita en la segunda división charrúa.
Dimos muy pocas vueltas y en apenas 15’ estábamos en el barrio de Sayago, sede de uno de los clubes con más arraigo en el fútbol uruguayo: Racing.
La “Escuelita”, “Academia” o “Cervecero”, como más le guste llamar, tiene mucho que ver con el Racing de Avellaneda, ya que cuenta con una hinchada numerosa (relación hinchas sobre población, el Uruguay es chiquito, tenga en cuenta eso) y muy fiel. Los simpatizantes del elenco verde y blanco son seguidores y van a donde su club juegue. De local son capaces de llenar su propio estadio y hasta desafían a los grandes para que vayan a jugar ahí, aplicando el derecho de admisión, y con solo la hinchada local.
Esos académicos te pueden llenar su propio estadio, si el partido lo amerita o la necesidad de apoyo a sus 11 gladiadores lo necesita.
Racing tiene todas las herramientas como para ser un club de destaque pero el club no sale adelante… ¿adivine el porqué?: los pésimos dirigentes.
Los intereses creados, las directivas incompetentes y, si a esto le sumamos, los dirigentes corruptos encontramos clubes con arcas vacías, en muchos casos, al borde de la quiebra.
La Academia cuenta con un estadio propio, todo lo que Racing tiene, no es del municipio, sino que le pertenece a su gente.
Fallan mucho a la hora de dirigir, les falta un departamento de marketing y manejar mejor la parte social. Fuimos a las 20:30 y estaba cerrada la sede, por ejemplo, preguntamos qué ventajas le ofrecen a los socios pero la repuesta fue una encogida de hombros y una negativa con la cabeza.
Además de la falta de creatividad de sus dirigentes, descubrimos también que a Racing, como a otros clubes del fútbol uruguayo, los tienen casi de rodillas los grupos hegemónicos como lo es Tenfield, que es quien tiene los derechos de televisación de los partidos.
Racing liga una porción mínima de esa torta de dinero que se lo llevan los dos clubes más populares: Peñarol y Nacional.
Una pena, sería buenísimo que los dirigentes oigan más a los hinchas y, ojalá, Racing consiga alguien capaz de explotar al máximo el buen nombre del club, y ojalá, los académicos puedan sentirse orgullosos de saber que su equipo maneja un presupuesto tan fuerte, que su equipo sea capaz de ganar la mismísima Copa Libertadores.
No es una utopía mi forma de pensar, ni la de los pibes del club de Sayago, solo falta conseguir gente competente y con ganas de hacer lo que corresponde.
Marcelinho
@lostribuneros