Que Racing Club está hecho para sufrir, según el folklore futbolero, está visto con los años. Pero es innegable que la Academia también tiene mucho para hablar de gloria. Porque el gran título de la Copa Sudamericana de este sábado ante Cruzeiro no es la primera conquista del albiceleste de Avellaneda. A través del tiempo ha conseguido varias incluso más importantes.
Basta recordar la primera gloria eterna en 1967, cuando se llevó la Copa Libertadores a tres durísimos partidos con Nacional de Montevideo, y luego, el zurdazo de Cárdenas para ganarle al Celtic escocés en un hostil estadio Centenario. Más chica pero igual de grande fue la Supercopa, la que reunía a los alguna vez ganadores de la Libertadores, cuando en 1988 derrotó justamente al Cruzeiro con un épico empate 1 a 1 en el Mineirao de Belo Horizonte. Racing rompió décadas después el largo rato sin ser campeón argentino y en 2001 ganó el Apertura con Reinaldo Merlo tras 35 añññññññños, lo que repitió en 2014 con Diego Cocca y en 2019 con Eduardo Coudet. Y este sábado en el estadio La Nueva Olla de Asunción, un claro, contundente 3 a 1 sobre los azules brasileños lo retorna, salvando las distancias, a aquellos tiempos de gloria.
No tendrá la cantidad de lauros de Boca y River, pero Racing también sabe vivir de alegrías. En el 67 y en 2024, en el 88 y en 2014, con el gran “Coco” Alfio Basile de jugador primero y entrenador luego, con el inolvidable “Chango” Cárdenas o el imborrable Humberto Maschio. Con Rubén Paz o Maxi Estévez, con Diego Milito o Lisandro López. Y con otro hijo pródigo del club, Gustavo Costas, que grabó su nombre a la historia, si no lo había hecho aún. El mismo Racing que en 2000 “dejó de existir” según el síndico Liliana Ripoll, al que varias malas administraciones llevaron por caminos oscuros tanto económicos como Deportivos. El Racing que siempre se debatió entre la buena y la mala, hoy puede, gracias a esta conquista internacional, presumir de haber alcanzado la famosa gloria eterna.
Diego Martín Yamus.
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