Boca está viviendo de nuevo tiempos oscuros. Es penoso ver que uno de los grandes de Argentina y el mundo esté en el fondo de la tabla de la Liga Profesional. Pero los malos resultados son consecuencia de las malas decisiones, de gente inapropiada que maneja el club. Que encima pareciera tener más poder que el mismo presidente, que pareciera en definitiva estar atrás de algo más importante como dirigir al equipo.
Tras el 0-1 con Estudiantes de La Plata el domingo, el entrenador Miguel Angel Russo, autor de dos títulos en un año (Superliga 2020 y Copa Maradona) fue echado como un perro ni siquiera por el mandatario Jorge Amor Ameal, sino por decisión de este grupo de ineptos apodado Consejo de Fútbol encabezado por Juan Román Riquelme, gloria como futbolista pero incapaz como dirigente, en esta otra versión de que un club debe ser manejado por viejas glorias y no por hombres preparados para ciertos cargos. Riquelme y sus también compañeros de títulos Cascini, Bermúdez y Delgado han hecho casi todo mal desde su llegada y puesta en funciones, empezando por refuerzos costosos de dudable jerarquía, de dejar ir a figuras y hasta denostarlas («Tévez ex jugador», decían, y les dio campeonatos). Y ahora, la última de sacar al técnico porque a ellos se les antoja, más allá de que el xeneize está en un circunstancial puesto 24 de 26 clubes.
Otro ícono de los dorados años de éxito es Sebastián Battaglia, quien quedó por ahora al frente del equipo. Pero se sospecha con estas acciones que es Riquelme quien persigue algo más trascendente. ¿Tiene el gran ídolo en la cancha la sapiencia para tomar decisiones así? ¿Es mejor entrenador que el enorme Russo, que tanto deseaban por ganar la séptima Copa Libertadores? Si Román tiene esa capacidad fabulosa como cuando era jugador, bienvenido sea para el bien de Boca. Entonces que se siente en el banco a dirigir junto a sus ayudantes, asesores, quién sabe cómo llamar a los otros citados. De lo contrario, sería mejor no sólo que se quede en su función (deficiente por cierto) sino que no pretenda ser lo que quiera por llamarse Riquelme. Porque por él y su «Consejo», realmente para encomillarlo, un gigante del fútbol argentino está empobrecido como en sus peores épocas.
Diego Martín Yamus.
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