Mark Clattenburg tuvo el privilegio de arbitrar finales europeas y lo inmortalizó en su cuerpo; críticas y polémica.
«Clatt» dejó de lado la fama de almidonados que tienen los árbitros en Inglaterra y tiró por tierra todo tipo de protocolo al tatuarse los trofeos de la Champions League y la Eurocopa, tras haber arbitrado las finales de estos prestigiosos torneos.
Nació en 1975 y es internacional FIFA desde 2006; optó por hacer lo mismo que los futbolistas y dejó grabado en su piel algo que jamás en su vida olvidará.
Clattemburg tiene otra forma de encarar el arbitraje, dialoga con los futbolistas y se muestra afable y abierto, según lo describen entrenadores de la Premier League, de acuerdo a lo informado por Sportmail. «Es respetado por los jugadores y él siente respeto por ellos. Es accesible. No podemos decir lo mismo de los otros árbitros».
La mayor exposición a la que son sometidos los referís debido a la cantidad de cámaras que hay en una cancha y la gran difusión que tiene todo esto tanto en televisión, radio como en las poderosas redes sociales; «Clatt» supo jugar con todo eso y mostrándose desinhibido y extrovertido.
Colegas que lo miran como un «excéntrico», una federación que lo mira de reojo y una UEFA que podría llamarle la atención, o bien, dejarlo pasar y, por fin, mejorar la imagen de los árbitros y de una vez se dedicarán a demostrar que en verdad son seres humanos.
@lostribuneros